Lo que debía ser una demostración de fuerza política en el Zócalo se convirtió en una escena incómoda para la presidenta Claudia Sheinbaum. Un grupo de líderes morenistas, entre ellos Luisa María Alcalde, Ricardo Monreal y Adán Augusto López, fue captado dándole la espalda mientras se tomaban una fotografía grupal.
CDMX - Sheinbaum minimizó el episodio asegurando hoy que "estaban distraídos", pero el momento se viralizó rápidamente, dejando en evidencia fisuras en su propio partido.
Los protagonistas del desaire se apresuraron a ofrecer disculpas públicas, argumentando que no se percataron de la presencia de la presidenta. Sin embargo, la imagen ya estaba grabada en la opinión pública y generó especulaciones sobre el verdadero nivel de cohesión dentro de Morena.
El mitin fue concebido para mostrar respaldo a Sheinbaum ante la amenaza de aranceles impuesta por Donald Trump. Morena y sindicatos movilizaron a miles de personas al Zócalo con el propósito de exhibir un sólido apoyo a la presidenta. Pero la suspensión temporal de los aranceles por parte de Trump, anunciada días antes, dejó al evento sin una razón contundente.
Durante su discurso, Sheinbaum hizo referencias a intervenciones históricas de EE.UU. en México, pero evitó una confrontación directa con Trump. Su postura contrasta con la del primer ministro canadiense Justin Trudeau, quien ha optado por desafiar públicamente al expresidente estadounidense y ha obtenido réditos políticos al hacerlo.
Si bien la presidenta mantiene altos niveles de aprobación, su estrategia ante Trump no ha generado beneficios tangibles. Mientras Trudeau ha logrado revertir una caída en las encuestas y reposicionar a su partido, Sheinbaum ha cedido sin obtener concesiones claras. Su confianza en que Trump no reactivará los aranceles parece más un acto de fe que una certeza basada en negociaciones sólidas.
El mitin del Zócalo terminó siendo un derroche de recursos y capital político en un momento donde la prudencia habría sido más efectiva. El desaire de sus propios líderes no solo dejó en entredicho la relación de la presidenta con Morena, sino que expuso la fragilidad de su liderazgo en un contexto donde la unidad era crucial. Sin una estrategia clara ante Trump y con grietas dentro de su partido, Sheinbaum enfrenta una doble amenaza: la presión externa de Estados Unidos y la erosión interna de su propia fuerza política.
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