En el corazón de Puebla, el sueño de tener una vivienda propia se desvanece para miles de trabajadores. La realidad es cruda: la falta de empleos estables, los salarios insuficientes y la omnipresente informalidad laboral han convertido la adquisición de un hogar en una meta casi imposible.
Mexconomy - Puebla, como muchos estados de México, lucha contra un alto índice de informalidad laboral. Más de dos millones de poblanos trabajan sin contratos formales, prestaciones ni seguridad social. Esta situación los excluye del sistema financiero tradicional, cerrándoles las puertas a créditos hipotecarios y a la posibilidad de construir un patrimonio.
El Infonavit, la institución principal para el acceso a la vivienda, es objeto de críticas. Muchos trabajadores de bajos ingresos consideran que sus créditos son inaccesibles, con requisitos difíciles de cumplir y condiciones poco favorables. La promesa de un hogar propio se diluye en trámites burocráticos y tasas de interés elevadas.
La inflación y el aumento en los precios de los terrenos y la construcción han disparado el costo de la vivienda en Puebla. Para aquellos con salarios precarios, el sueño de la casa propia se aleja cada vez más, convirtiéndose en un lujo inalcanzable.
La situación exige medidas urgentes. Es necesario generar empleos dignos, combatir la informalidad laboral y reformar el sistema de crédito del Infonavit para que sea realmente accesible para todos. Además, se requiere una mayor inversión en vivienda social y políticas públicas que promuevan la igualdad de oportunidades.
"Trabajo como mesero en un restaurante, pero no tengo seguro ni prestaciones. Con mi salario, apenas me alcanza para pagar la renta de un cuarto pequeño. El Infonavit me pide comprobantes de ingresos que no tengo", relata Juan, un joven poblano que sueña con tener un hogar propio.
Mientras la informalidad y la precariedad laboral sigan siendo la norma, el sueño de la vivienda propia seguirá siendo una quimera para miles de poblanos. La falta de acceso a un hogar digno no solo afecta la calidad de vida de los trabajadores, sino que también tiene un impacto negativo en la economía y el desarrollo social de la región.
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