📢 A 10 días del hallazgo del campo de exterminio en Teuchitlán, Jalisco, México se estremece con la magnitud del horror. Colectivos y familias exigen respuestas, mientras el gobierno minimiza la tragedia. 🇲🇽💀

CDMX - El sábado 15 de marzo, el Zócalo de la Ciudad de México fue testigo de un acto de memoria y resistencia. Familias de desaparecidos, colectivos y ciudadanos trazaron un mapa simbólico de la tragedia con velas encendidas y realizaron un conteo de 400, en referencia a los pares de zapatos encontrados en el Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco.

Este rancho, descubierto hace apenas 10 días, es un testimonio del horror: un campo de exterminio, donde el crimen organizado operaba con total impunidad. El grupo de buscadores de desaparecidos @GuerrerosJalisc reportó la presencia de tres crematorios clandestinos, con la posibilidad de un cuarto. Mientras tanto, la Fiscalía de Jalisco ha recuperado 1,231 indicios, entre prendas de vestir, mochilas, carteras y otros objetos personales.

Pero estos hallazgos no son una excepción, "son la norma", dijeron madres buscadoras quienes continúan la misión de encontrar a sus familiares desaparecidos entre la impunidad y la muerte.

Mientras el gobierno evade hablar del tema con claridad, las Madres Buscadoras siguen su lucha en todo el país, sin apoyo, sin seguridad y muchas veces enfrentándose a la muerte. María Dolores Patrón Pat, presidenta del Colectivo Madres Buscadoras de Quintana Roo, denunció la existencia de siete fosas clandestinas en su estado:

📍 Chetumal, Bacalar, Tulum, Bonfil, Villas Otoch (Cancún), Leona Vicario y Kantunilkin.

En dos de ellas se han identificado 24 cuerpos. Sin embargo, la historia es la misma en Monterrey, en Tamaulipas, en el Estado de México: fosas sin nombre, cuerpos sin justicia, familias sin respuestas.

Las víctimas no solo son los desaparecidos. También sus familiares. Según la Red TDT, desde 2011, al menos 24 familiares de desaparecidos han sido asesinados en México por buscar la verdad.

La respuesta oficial ante esta tragedia no ha sido de indignación ni de compromiso. Ha sido de negación y burla.

El viernes pasado, la presidenta Claudia Sheinbaum en su conferencia mañanera comentó: "Ya déjenlo en paz", en referencia a AMLO, como si la indignación social fuese un ataque político y no una respuesta legítima ante un crimen de lesa humanidad. Mientras tanto, prometió que la Fiscalía General de la República (FGR) dará información "la próxima semana".

El gobierno federal lleva seis años minimizando la crisis de desapariciones. La estrategia oficial ha sido la misma: desacreditar a las víctimas, acusar a la oposición y mirar hacia otro lado.

Pero la realidad es imposible de ocultar: en México desaparecen 30 personas cada día.

Desde los años 60 hasta hoy, México acumula más de 120,000 personas desaparecidas. Sin embargo, la tragedia de Teuchitlán, como la de San Fernando, Tamaulipas o la de Iguala, Guerrero, no es un accidente ni un caso aislado: es el resultado de un Estado que ha normalizado la barbarie.

Las fosas de México no sólo contienen restos de cuerpos. Contienen pruebas de la impunidad, del colapso institucional y del pacto de silencio que protege a los verdugos. Y mientras el gobierno pide "dejar en paz" a AMLO, las fosas siguen hablando.

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