Donald J. Trump ha regresado a la Casa Blanca y, con él, también su visión errática de la economía. Ser el hombre más poderoso del mundo no implica necesariamente que sus decisiones sean las correctas. De hecho, la realidad ya está demostrando que sus políticas podrían estar construyendo un legado de inestabilidad económica.
Mexconomy - En economía, como en cualquier otra actividad, los medios no pueden estar divorciados de los fines: si prometes auge económico, no puedes recurrir a medidas que terminan por restringir el crecimiento.
Trump vendió la idea de un "boom económico sin precedentes" y aseguró que millones de empleos serían creados gracias a su enfoque proteccionista. Ahora, la economía estadounidense enfrenta signos preocupantes de recesión, derivados en gran medida de sus propias decisiones. Su negativa a descartar una contracción económica es una admisión implícita de que su modelo no está funcionando.
Los mercados han respondido con caídas constantes. El S&P 500 ha sufrido desplomes recientes, mientras que los inversionistas continúan mostrando desconfianza ante la falta de dirección clara en su política económica. En este contexto, la incertidumbre es la única constante.
La reacción de los mercados globales es un reflejo del temor que genera la falta de una estrategia económica coherente. Las bolsas de Japón, Corea del Sur y Taiwán registraron abruptas caídas nuevamente, y aunque lograron recortar algunas pérdidas, el sentimiento general sigue siendo negativo.
En Europa, las reacciones han sido mixtas, mientras que en México, las principales empresas listadas en la bolsa han sufrido descensos significativos, evidenciando cómo las decisiones en Washington afectan a los mercados emergentes.
El respaldo de los líderes empresariales hacia Trump se ha erosionado considerablemente. Su insistencia en aplicar aranceles como principal herramienta económica ha encarecido la producción, afectado las exportaciones y frenado la inversión privada. A medida que los efectos negativos de esta política se hacen evidentes, incluso algunos republicanos han comenzado a cuestionar la viabilidad de sus medidas.
En su afán de proyectar una imagen de "duro" en el comercio internacional, Trump ha recurrido a aranceles que han terminado perjudicando a la economía que dice querer proteger. En campaña, presentó esta medida como una solución para fortalecer la industria nacional, pero en la práctica, los efectos han sido devastadores. Informes de JP Morgan y Goldman Sachs advierten que una recesión es ahora más probable debido a la inestabilidad generada por estas políticas.
Donald Trump ha vuelto al poder, pero eso no significa que sus decisiones sean correctas. La economía no es un reality show donde se puede improvisar sin consecuencias. Su legado económico se perfila como un testimonio de cómo la falta de estrategia y la desconexión entre medios y fines pueden llevar a una nación poderosa a la incertidumbre y terminar por restarle fortaleza.
El tiempo dirá si Estados Unidos puede revertir el daño de la política económica de Trump, pero lo que es claro hoy es que la promesa de un auge económico se ha convertido en una realidad de probable crisis y retroceso para miles (tal vez millones en el mundo) de empresas y trabajadores estadounidenses.
Imagen: @WhiteHouse
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