
"El proteccionismo es el enemigo de la prosperidad. Se vende como una defensa del empleo, pero en realidad lo destruye a largo plazo." — Milton Friedman, Premio Nobel de Economía 1976.
Las armadoras y empresas del sector automotriz de Puebla han sido, por décadas, el motor principal de su economía. ¿Ha llegado esto a su fin? La respuesta está en desarrollo mientras enfrentan un obstáculo mayúsculo: el arancel del 25 % impuesto por Donald Trump a los vehículos exportados desde México a Estados Unidos.
Este golpe amenaza con trastocar la producción, el empleo y la estabilidad económica de la región.
El problema es evidente: el costo de los autos ensamblados en Puebla, como el Jetta, Taos, Tiguan y Q5, podría elevarse entre 3,000 y 12,000 dólares al consumidor final. Esto es un precio que, sin duda, reducirá su competitividad en el mercado estadounidense, principal destino de las exportaciones automotrices de México. Las consecuencias directas son una caída en la demanda y la posibilidad de ajustes en la producción, lo que se traduciría en despidos y una desaceleración económica en la región.
Sin embargo, el impacto no es absoluto. El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ofrece un resquicio. Sus reglas de origen establecen que los vehículos que contengan al menos un 75 % de partes fabricadas en Norteamérica quedan exentos de aranceles. Esto significa que Puebla aún tiene una carta importante por jugar: garantizar que sus vehículos cumplan con estos requisitos para evitar la tarifa impuesta por Trump.
Pero la estrategia no es sencilla. Volkswagen y Audi, las dos grandes armadoras de Puebla, dependen de una amplia red de proveedores. Del total de empresas automotrices en el estado (no hay un padrón actualizado pero son alrededor de 300), el 90 por ciento, aproximadamente, se dedican a la producción de autopartes, muchas de las cuales importan componentes de Asia o Europa. Esto significa que si el contenido extranjero de los vehículos sigue siendo elevado, cumplir con el T-MEC no será posible en el corto plazo.
Por otro lado, la industria debe lidiar con otro problema estructural: el aumento de costos y las tasas de interés en México. Ajustar la cadena de suministro para cumplir con el T-MEC no solo requiere reconfigurar procesos, sino también grandes inversiones. La pregunta es si las empresas estarán dispuestas a asumir ese costo o buscarán trasladarlo a los consumidores, encareciendo aún más el precio de sus vehículos en un ciclo industrial que, además, está en decadencia.
En este contexto, la política económica juega un papel crucial. Algunos economistas han sugerido hacer uso del tipo de cambio para hacer más atractivas las exportaciones. Sin embargo, esta opción es inviable: el tipo de cambio ya no se fija por decreto, el Banco de México es autónomo y, por ejemplo, una depreciación monetaria sólo aumentaría la inflación en un momento de incertidumbre a las puertas de la recesión económica.
Lo cierto es que Puebla enfrenta un golpe severo, pero no irremediable. La clave está en la rapidez con la que la industria se adapte a las reglas del T-MEC. Si las armadoras logran alinear su producción con los requisitos del tratado, podrán eludir los aranceles y mantener su competitividad en el mercado estadounidense. De lo contrario, la tormenta arancelaria se traducirá en recortes de empleos, caída en la producción y un impacto profundo en la economía del estado.
El futuro de la industria automotriz de Puebla pende de un hilo. La capacidad de adaptación y la estrategia comercial definirán si este golpe arancelario se convierte en una crisis o en una oportunidad para la reconfiguración del sector.
Anexo: T-MEC y la Industria Automotriz México-Puebla
El T-MEC establece criterios específicos para que los vehículos y sus componentes sean considerados originarios de la región, lo que les permite beneficiarse de preferencias arancelarias:
- Valor de Contenido Regional (VCR): Para automóviles y camiones ligeros, el VCR se incrementó del 62.5 % (bajo el TLCAN) al 75 % en el T-MEC. Desde el 1 de julio de 2023, los vehículos deben cumplir con este requisito para ser considerados originarios y evitar aranceles.
- Componentes esenciales: Partes fundamentales como el motor, transmisión y chasis deben cumplir con un VCR del 75 % para evitar tarifas.
- Contenido laboral: Se exige que entre el 40 % y el 45 % del valor del vehículo provenga de instalaciones donde los trabajadores perciban al menos 16 dólares por hora.
- Uso de acero y aluminio regional: Al menos el 70 % de estos materiales debe ser originario de América del Norte.
En enero de 2023, un panel de resolución de disputas del T-MEC falló a favor de México y Canadá sobre la interpretación de las reglas de origen, facilitando el cumplimiento de los requisitos y reduciendo costos para los fabricantes.
Efecto en la economía mexicana
- Disminución en exportaciones y divisas: México exportó productos automotrices por 474 mil millones de dólares en 2024, con EE. UU. como su principal mercado. Un encarecimiento de los vehículos mexicanos reduciría su competitividad y afectaría la balanza comercial.
- Impacto en el empleo: La industria automotriz genera más de un millón de empleos directos en México. Si las armadoras reducen producción o trasladan operaciones, el desempleo aumentaría, afectando el consumo interno y la estabilidad social.
- Mayor incertidumbre para la inversión: Las armadoras globales podrían reconsiderar futuras inversiones en México debido a la incertidumbre comercial, debilitando la capacidad del país para atraer capital extranjero en sectores estratégicos.
Efecto en la economía de Puebla
- Caída en la producción y recorte de empleos: La reducción en la demanda estadounidense podría obligar a las compañías a disminuir turnos o despedir personal, impactando directamente la economía local.
- Reducción del consumo y desaceleración económica: Con menos empleos y menor poder adquisitivo, sectores como el comercio y los servicios también se verían afectados, amplificando el impacto en la economía poblana.
- Pérdida de competitividad regional: Estados como Nuevo León o Guanajuato, con mayor diversificación industrial, podrían sobrellevar mejor los efectos de los aranceles. Puebla, al depender fuertemente del sector automotriz, enfrentaría un golpe más severo.
Perspectivas y estrategias
Puebla, con su infraestructura y experiencia en manufactura automotriz, debe fortalecer la certificación de sus vehículos bajo el VCR del T-MEC y diversificar sus mercados para reducir la dependencia de Estados Unidos. El futuro dependerá de la capacidad de adaptación de las empresas y del margen de maniobra en las negociaciones comerciales entre México y EE. UU.
0 Comentarios