Mientras Estados Unidos redefine unilateralmente las reglas comerciales, México -con Marcelo Ebrard al frente - responde con retórica diplomática que oculta una dramática vulnerabilidad estructural.
Mexconomy - Las recientes declaraciones de Marcelo Ebrard revelan más que una estrategia de negociación: exponen la fragilidad de México frente a las decisiones unilaterales de Donald Trump, evidenciando un modelo económico fundamentado en la dependencia y la subordinación comercial.
Ebrard ha señalado que tiene como objetivo la protección del empleo automotriz cuyas exportaciones actuales rondan los 3 millones de automóviles a Estados Unidos con un suministro del 40% de autopartes al mercado estadounidense.
Su estrategia de negociación ha sido: reuniones sostenidas con el secretario de Comercio norteamericano Howard Lutnick para obtener un trato preferente para México.
La supuesta fortaleza de la industria automotriz mexicana que señala se desmorona ante la realidad. El 40% de autopartes y 3 millones de vehículos exportados no son señal de poder económico, sino de una profunda supeditación al mercado estadounidense. Ebrard no negocia, simplemente mendiga un trato menos devastador.
Las reuniones con Howard Lutnick que ha informado representan más un ritual diplomático que una verdadera negociación entre pares. México continúa actuando como un receptor pasivo de decisiones económicas, no como un socio comercial en igualdad de condiciones. La promesa de presentar una "respuesta concreta" el 2 de abril suena más a una dilación burocrática que a una estrategia real.¿Es el Plan B de Claudia Sheinbaum?
La instrucción de Sheinbaum Pardo de "proteger empleos" resulta una declaración vacía. ¿Qué empleos se protegerán cuando la estructura económica está diseñada para ser completamente dependiente dado que en 30 años de acuerdo comercial común con EE.UU. nunca se diversificó? Hoy la industria automotriz mexicana es un castillo de naipes esperando desmoronarse ante la decisión unilateral de Donald Trumpl.
El incremento de componentes norteamericanos en vehículos mexicanos que propone no es una estrategia inteligente (esa ya ocurre desde 2023), sino una rendición silenciosa. Cada pieza adicional fabricada en Norteamérica es un clavo más en el ataúd de la autonomía industrial mexicana.
La realidad es demoledora: Los aranceles de Donald Trump son presagio de una larga tormenta sobre la economía de México.
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