Sí temple, pero también seriedad, presidenta Sheinbaum. La economía mexicana se encuentra en un punto crítico. Con un Producto Interno Bruto (PIB) estancado, un desplome del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), una Bolsa Mexicana de Valores (BMV) bajo presión y un peso vulnerable, responder a los aranceles de EE.UU. con patrioterismo no resuelve nada.

Editorial

Hace un lustro, Andrés Manuel López Obrador decidió que la pandemia le venía "como anillo al dedo" para sus fines políticos. Murieron 800 mil personas aproximadamente. Nadie fue responsable en el gobierno. Los costos de las decisiones políticas equivocadas los pagaron las familias y las empresas, y hoy la presidenta goza de un 80% de aprobación.

Ahora parece que frente al precipicio de la recesión, los aranceles unilaterales que ha decidido imponer Donald Trump a México, nuevamente vienen "como anillo al dedo" al proyecto político de la Cuarta Transformación que sigue liderando desde las sombras Andrés Manuel López Obrador.

De ahí que, lejos de una estrategia de política económica que responda con medidas efectivas al desafío de los aranceles, la presidenta Claudia Sheinbaum ha decidido convertir un problema económico en un evento político, anunciando que el próximo domingo 9 de marzo presentará medidas arancelarias y no arancelarias contra Estados Unidos en una asamblea popular en el Zócalo de la Ciudad de México.

La pregunta es inevitable: ¿Se trata de una respuesta económica o de un acto de propaganda?

Si en la pandemia se perdieron vidas, ahora se trata de la pérdida de empleos y no es para celebrar con discursos patrioteros cuando los indicadores económicos muestran un escenario de desaceleración preocupante:

  • PIB en picada: Luego de un crecimiento modesto en 2024, la caída en el último trimestre del año sugiere un estancamiento que podría convertirse en recesión en 2025.
  • IGAE desplomado: En diciembre de 2024, la actividad económica mostró una caída mensual del 2.0 % en las actividades primarias y del 1.4 % en las secundarias, reflejando una crisis en la producción agrícola e industrial.
  • BMV y tipo de cambio en riesgo: La volatilidad en los mercados y la salida de capitales por la incertidumbre económica podrían llevar al peso mexicano a una fuerte presión, con impactos en la inflación y el poder adquisitivo.

En este escenario, la imposición de aranceles del 25 % por parte de Estados Unidos amenaza con golpear con fuerza las exportaciones mexicanas, en especial la industria automotriz, manufacturera y agropecuaria. Ante esto, lo lógico sería una respuesta económica estratégica. Sin embargo, parece que el gobierno de Sheinbaum, como el de López Obrador, parece más interesado en la narrativa política que en la estabilidad económica.

El anuncio de Sheinbaum sobre contra-aranceles y medidas no arancelarias en una asamblea popular, en lugar de un foro especializado o una conferencia técnica con expertos, despierta dudas sobre su verdadero propósito. De continuar, la asamblea del domingo no se tratará de elaborar una política económica bien estructurada, sino de un mensaje de confrontación nacionalista en un contexto político convulso.

La decisión de anunciar estas medidas en un evento masivo sugiere tres posibles escenarios:

  • Un movimiento de presión política cargado hacia un "proyecto de nación" (cualquiera que este sea): El gobierno de la 4T podría estar apostando por una narrativa de confrontación con EE.UU. para consolidar su base política.
  • Un desvío de atención: Con la economía en deterioro y señales de recesión, este anuncio podría servir como una cortina de humo para desviar el debate de los problemas internos.
  • Un error estratégico: Si la respuesta de México es meramente política o carece de sustento técnico, podría agravar la crisis en lugar de resolverla.

Pero sin adelantar vísperas, la pregunta central es si México puede permitirse una guerra comercial con su principal socio económico. En 2023 y 2024, más del 80 % de las exportaciones mexicanas fueron hacia Estados Unidos. Si el gobierno mexicano responde con aranceles improvisados o medidas hostiles, el daño podría ser irreversible.

Por ello, más allá de la retórica, el momento exige sí, decisiones frías y calculadas, pero no espectáculos cargados de retórica. La economía mexicana necesita estrategias de diversificación comercial, incentivos fiscales para la industria y negociaciones diplomáticas firmes pero pragmáticas.

La presidenta Claudia Sheinbaum busca afanosamente conversar con el presidente Donald Trump. Todo parece indicar que el jueves próximo tal comunicación se realizará. La moneda ya no está en el aire. Sheinbaum deberá ofrecer algo muy importante a Trump para que dé marcha atrás a los aranceles. De continuar el mismo derrotero comercial que ha iniciado este 4 de marzo y si el evento del 9 de marzo se convierte en un mitin más que en un anuncio de política económica seria, México estará jugando con fuego en un escenario de crisis latente.

La economía no se salva con discursos, y las consecuencias de una mala decisión podrían pagarse en empleos, inversión y estabilidad financiera.

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