El paro estudiantil en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) ha puesto en jaque a la institución…, y a su rectora, Lilia Cedillo. Con casi un mes de suspensión de actividades, la crisis revela profundas fracturas en su relación entre autoridades universitarias y estudiantes paristas.
Puebla de Zaragoza, Pue.- La rectora Lilia Cedillo insiste en el diálogo como única vía de solución.
"Para cualquier situación que queramos resolver, el diálogo es fundamental, más en nuestra institución, donde debe haber un diálogo permanente entre los diferentes miembros de la comunidad universitaria", afirmó Cedillo. Sin embargo, los estudiantes que han mantenido el paro argumentan que las mesas de negociación han servido más como un mecanismo de contención que como una plataforma real de cambio.
El problema va más allá de la falta de infraestructura y recursos. En el fondo del conflicto subyace un componente político que no puede ignorarse. La comunidad estudiantil ha manifestado una creciente desconfianza en las promesas institucionales, mientras que la rectoría parece atrapada en una estrategia discursiva que no logra destrabar el conflicto.
"Estoy segura de que esta herramienta poderosa nos ayuda en todo momento, pero sobre todo nos permite escuchar a todas las voces, favorecer el diálogo, llegar a acuerdos y, sobre todo, vigilar y estar muy atenta de que esos acuerdos se cumplan en tiempo y forma", sostuvo la rectora.
Al iniciar la semana parece que la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales llegó a un acuerdo. La Facultad de Ciencias de la Comunicación inició remodelaciones después de alcanzar un acuerdo, y la planta académica de la Facultad de Economía se comprometió a mejorar las actividades docentes, de investigación y de compromiso social.
Las mesas de diálogo, aunque necesarias, han estado marcadas por tropiezos. En algunos casos, las propias autoridades universitarias han encontrado resistencia para ingresar a los espacios de negociación.
Continúa la percepción de que el distanciamiento entre estudiantes y directivos no es solo circunstancial, sino estructural. Más aún, cuando a todas luces la rectoría ha sido "asesorada" de manera equivocada, lo que ha derivado en una postura errática y en un desgaste político evidente para Lilia Cedillo.
En la perspectiva de la sucesión rectoral ese desgaste de la rectora es tal que, en el mediano plazo, podría quedar sin posibilidad de otro periodo al frente de la BUAP. Su exposición mediática y el tono conciliador de sus discursos han sido interpretados por algunos sectores como una "estrategia dirigida desde fuera" sin impacto real en las negociaciones. La radicalización del conflicto y la manipulación del discurso rectoral parecen responder más a una debilidad inducida de operación política efectiva que a una verdadera intención de resolver la crisis.
"Las estoy invitando a que sigamos utilizando el diálogo como forma de comunicarnos y, además, de buscar soluciones", concluyó Cedillo.
La BUAP, por ahora, se encuentra entrampada. Si la rectoría no logra establecer acuerdos sólidos y verificables con el resto de los paristas, la crisis podría prolongarse aún más, con consecuencias impredecibles para la estabilidad académica y administrativa de la institución. ¿Será el diálogo discursivo suficiente o se requiere una transformación más profunda del modelo de gobernanza universitaria? Es pregunta, sobre todo cuando hay sectores políticos que ya se frotan las manos pensando en el presupuesto universitario.
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