Donald Trump ha señalado que el tráfico de fentanilo desde México es una de las principales razones para la imposición de aranceles. "Hoy he implementado un arancel del 25% a las importaciones de México y Canadá... Esto se hizo debido a la gran amenaza de inmigrantes ilegales y drogas mortales que están matando a nuestros ciudadanos, incluido el fentanilo", justificó el expresidente en su comunicado. 🇺🇸💊
Región Global - La crisis del fentanilo es una de las problemáticas más graves que enfrenta Estados Unidos, y México se encuentra en el epicentro del conflicto. Mientras el gobierno de Claudia Sheinbaum rechaza las acusaciones de complicidad con el crimen organizado, la falta de resultados contundentes en la lucha contra esta droga altamente letal alimenta la narrativa estadounidense.
Sheinbaum respondió con indignación a la postura de Washington: "Rechazamos categóricamente la calumnia que hace la Casa Blanca al gobierno de México de tener alianzas con organizaciones criminales". No obstante, el propio Departamento de Justicia de EE.UU. ha señalado que el 74% de las armas que usa la delincuencia organizada en México proviene de forma ilegal de la industria militar estadounidense, lo que implica una relación de doble vía en la crisis de seguridad. Sin embargo, los datos de la DEA indican que al menos el 90% del fentanilo incautado en EE.UU. proviene de México, lo que refuerza la postura de Trump.
El argumento de Sheinbaum de que la epidemia de opioides en EE.UU. tiene su origen en la "prescripción indiscriminada de medicamentos de este tipo" autorizada por la FDA no es infundado. Sin embargo, la realidad es que la producción de fentanilo ilícito y su tráfico están dominados por organizaciones criminales mexicanas, lo que convierte a México en el actor principal del problema.
La administración mexicana asegura haber asegurado "más de 40 toneladas de droga, incluyendo 20 millones de dosis de fentanilo", además de haber detenido "a más de 10,000 personas vinculadas con estos grupos". Aun así, estas cifras contrastan con el constante flujo de la sustancia hacia el norte. Mientras México se centra en capturas y decomisos, las organizaciones criminales siguen operando con una capacidad intacta.
La narrativa oficial mexicana también evade el tema del lavado de dinero en territorio mexicano. Washington ha insistido en que los grupos criminales operan con redes financieras que blanquean sus ganancias sin que el gobierno mexicano implemente controles efectivos. "Si el gobierno de Estados Unidos y sus agencias quisieran atender el grave consumo de fentanilo en su país, ¿por qué no empieza combatiendo la venta de estupefacientes en las calles de sus principales ciudades?", cuestionó Sheinbaum. Sin embargo, la pregunta opuesta es igualmente válida: ¿por qué México no ha frenado la producción y tráfico de fentanilo dentro de su propio territorio?
Históricamente, el narcotráfico ha sido un punto de fricción en la relación bilateral. Desde la fallida "Guerra contra el narcotráfico" iniciada en 2006 hasta la creación de la Iniciativa Mérida, EE.UU. ha presionado a México para que refuerce su estrategia de seguridad. Aun así, los resultados han sido limitados. Los cárteles mexicanos siguen dominando la producción y distribución de fentanilo, a pesar de las constantes detenciones de cabecillas.
Ante este escenario, Sheinbaum ha propuesto una mesa de trabajo con EE.UU. para abordar la crisis de manera conjunta. "Si Estados Unidos quiere combatir a los grupos delictivos y quiere que lo hagamos conjuntamente, debemos trabajar en forma integral, pero siempre bajo los principios de responsabilidad compartida, confianza mutua y respeto a la soberanía", afirmó la mandataria. Sin embargo, la administración Trump ha dejado en claro que su enfoque será de presión y sanciones, no de cooperación voluntaria.
México se encuentra en una encrucijada: sostener su discurso de soberanía o aceptar una colaboración más profunda con EE.UU. en la lucha contra el fentanilo. Mientras tanto, la crisis sigue cobrándose vidas en ambos lados de la frontera, y los argumentos políticos no logran ocultar la ineficacia de las estrategias actuales ni la realidad económica que imponen los aranceles.
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