En respuesta a la probable designación de los cárteles mexicanos como "grupos terroristas" por el gobierno del republicano Donald Trump, desde la conferencia mañanera Claudia Sheinbaum intentó desviar la atención del problema fundamental: el fracaso del Estado mexicano ante el crimen organizado.
CDMX (InfoStockMx) - En lugar de asumir responsabilidad por la impunidad y el avance de los cárteles en el país, Sheinbaum buscó culpar a los fabricantes de armas estadounidenses, a quienes ahora etiqueta como "cómplices" de terrorismo.
La presidenta mexicana argumentó que el 74 % de las armas en manos de los grupos delictivos provienen de Estados Unidos, insinuando que, de acuerdo con la lógica de la designación de los cárteles como terroristas, los productores y distribuidores de armas en EE.UU. también podrían ser considerados terroristas. No es la primera vez que el gobierno mexicano utiliza este discurso para evitar reconocer que el verdadero problema radica en la falta de control del territorio nacional y la incapacidad de las fuerzas de seguridad para contener a los cárteles.
Sheinbaum también anunció que, en caso de que el gobierno estadounidense avance con la designación de los cárteles como terroristas, su administración ampliará la demanda contra la industria armamentista de EE.UU.
México tiene una demanda internacional contra fabricantes de armas y distribuidores de armas en Estados Unidos, si llegaran a decretar a grupos de la delincuencia organizada como terroristas, tendríamos que ampliar la demanda en Estados Unidos (CSP).
Sin embargo, esta estrategia no es más que una distracción. La realidad es que el crimen organizado se ha enquistado en las estructuras de poder en México con total impunidad, como lo han denunciado reiteradamente altos funcionarios estadounidenses.
El expresidente Donald Trump ha declarado que México está "gobernado por los cárteles", una afirmación que, lejos de ser una simple retórica política, es respaldada por diversos informes de inteligencia. Su consejero de Seguridad Nacional, Michael Waltz, sostiene que los grupos criminales controlan al menos el 30 % del territorio mexicano, un dato alarmante que el gobierno de Sheinbaum prefiere ignorar.
En lugar de reforzar las instituciones de seguridad y combatir la corrupción que alimenta a los cárteles, la administración de Sheinbaum insiste en un discurso de "no injerencia" y "defensa de la soberanía". Pero, ¿de qué soberanía se habla cuando los cárteles imponen su ley en amplias regiones del país y el gobierno es incapaz de hacerles frente?
El señalamiento a la industria armamentista estadounidense es una jugada política para disfrazar la negligencia y omisión del gobierno mexicano. Más allá de la procedencia de las armas, el problema fundamental es la total permisividad con la que han operado los grupos criminales en México sobre todo con la política de "abrazos no balazos". Ahí están las consecuencias, pero mientras la retórica oficial continúe centrándose en culpar a actores externos en lugar de asumir responsabilidad, la situación seguirá empeorando.
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