🇲🇽📞💼 Tras una tensa negociación, Claudia Sheinbaum y Donald Trump acordaron una pausa de un mes en la imposición de aranceles. A cambio, México reforzará su frontera norte con más elementos de la Guardia Nacional y trabajará con EE.UU. en temas de fentanilo y comercio. ¿Se trata de una victoria diplomática o de un respiro ante la presión de Washington? 🤔⚖️
CDMX (InfoStock Mx) - El gobierno de México ha conseguido una pausa temporal en la imposición de aranceles del 25% que Donald Trump había anunciado como represalia por lo que él considera una falta de control en la frontera sur de Estados Unidos. La conversación entre ambos mandatarios, de casi 45 minutos, fue clave para destrabar la crisis.
Sheinbaum, en su primer gran reto diplomático, optó por la vía de la negociación: más presencia de la Guardia Nacional en la frontera norte y la creación de un grupo de trabajo conjunto para abordar el tráfico de drogas, en especial el fentanilo. En paralelo, propuso que los secretarios de Economía de ambos países trabajen en la cuestión del comercio bilateral.
Pero, ¿realmente fue una victoria para México?
Donald Trump había endurecido su postura con México argumentando que la administración mexicana no estaba haciendo lo suficiente para detener el flujo de migrantes y drogas. El republicano volvió a su discurso amenazante: “México no está haciendo su parte, nos están enviando problemas”.
Para Trump, los aranceles son una herramienta de presión. Su equipo sostiene que México se ha beneficiado del T-MEC mientras EE.UU. acumula un supuesto déficit comercial. Según sus cifras, la balanza favorece a México en más de 150 mil millones de dólares anuales, aunque el cálculo ignora la integración de cadenas productivas.
Sheinbaum intentó rebatir este punto explicando que la relación comercial es de socios estratégicos, no de competencia desigual. También planteó un ejercicio de déficit per cápita, lo que modificaría la perspectiva, aunque este argumento no suele tener peso en la retórica proteccionista de Trump.
México cede en seguridad, pero pide reciprocidad
Uno de los temas más delicados en la conversación fue la seguridad. Trump insistió en la falta de control de México sobre el tráfico de fentanilo y exigió medidas más contundentes.
A cambio de la pausa en los aranceles, Sheinbaum aceptó reforzar la vigilancia fronteriza con la Guardia Nacional. Sin embargo, pidió algo a cambio: que Estados Unidos actúe para frenar el tráfico de armas hacia México.
📌 Dato clave: El 70% de las armas ilegales en manos del crimen organizado en México provienen de EE.UU., según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Trump no cerró la puerta, pero su compromiso fue ambiguo. En su discurso, la prioridad siguen siendo las deportaciones, no la regulación de armas.
El acuerdo: ¿una pausa real o un respiro momentáneo?
La negociación concluyó con el respiro por un mes en el tema de los aranceles. Sheinbaum intentó que la pausa fuera definitiva, pero Trump se negó. El mensaje fue claro: México tiene 30 días para entregar resultados en seguridad y comercio, o los aranceles regresarán.
Trump no se comprometió a nada más que la tregua a petición de Sheinbaum. La pregunta es: ¿puede México cumplir con las demandas de Donald Trump en seguridad, migración y frente al tráfico de drogas en tan poco tiempo?
El margen de maniobra de Sheinbaum es limitado. Aunque el gabinete ha cerrado filas –Marcelo Ebrard lo expresó con un tono triunfalista en redes: “Pleno apoyo a la presidenta. Nos llevará a buen puerto. Plan B en curso. ¡Venceremos!”–, la realidad es que Trump sigue imponiendo las condiciones.
México se enfrenta a una relación asimétrica en la que Washington usa su peso económico como presión. A largo plazo, la dependencia comercial de EE.UU. seguirá marcando la relación bilateral, y cualquier avance en la cooperación de seguridad dependerá de los intereses políticos del momento.
Si Sheinbaum logra mantener a raya los flujos migratorios y demostrar avances en materia de narcotráfico, el acuerdo podría prolongarse. Pero si Trump siente que su estrategia necesita endurecerse, no dudará en revivir la amenaza de los aranceles.
La tregua está en marcha, pero la presión no ha desaparecido.
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