La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en 2025 amenaza con desencadenar una crisis migratoria sin precedentes para México y Centroamérica.
El ambicioso plan de deportaciones masivas que el presidente electo pretende implementar contempla la expulsión inmediata de un millón 455 mil 549 inmigrantes cuya deportación ya ha sido ordenada por un juez, pero que aún permanecen en territorio estadounidense.
InfoStockMx. - De acuerdo con datos oficiales de las autoridades migratorias de Estados Unidos, al menos 970 mil 930 de estos inmigrantes son originarios de México y Centroamérica. Esta cifra revela el desafío monumental para los países de la región, que deberán gestionar el retorno masivo de sus ciudadanos.
Una medida particularmente controvertida es la eliminación de restricciones para que los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) realicen detenciones en lugares previamente considerados sensibles, como iglesias, escuelas, hospitales y eventos como bodas y funerales. Según un informe de NBC News, esta medida sería revertida por la nueva administración, facilitando los arrestos en prácticamente cualquier entorno.
Un exfuncionario del Departamento de Seguridad Nacional aseguró que este cambio beneficiaría a algunos agentes que se han sentido limitados por las actuales restricciones. Hasta ahora, los operativos en lugares sensibles sólo se permitían en casos de seguridad nacional, terrorismo o peligro inminente para personas o propiedades.
Chicago, primer epicentro
El designado “zar fronterizo” Tom Homan advirtió que Chicago será el epicentro de estas operaciones. En un discurso contundente, advirtió que las autoridades locales que se opongan enfrentarán consecuencias legales.
“Vamos a empezar aquí mismo, en Chicago, Illinois. Si el Alcalde de Chicago no quiere ayudar, que se haga a un lado”, declaró Homan. También amenazó con procesar a cualquier funcionario que albergue u oculte a inmigrantes indocumentados.
Las ciudades santuario, como Nueva York, han comenzado a cerrar refugios y a desmantelar programas de apoyo para solicitantes de asilo, anticipando el endurecimiento de las políticas migratorias. La administración Trump se enfocará en solicitantes de asilo con casos rechazados y en personas con antecedentes criminales, aunque se espera que ocurran numerosos arrestos colaterales.
El retorno masivo de migrantes plantea una serie de desafíos económicos, sociales y humanitarios para México y sus vecinos. La infraestructura para recibir a cientos de miles de personas podría colapsar, mientras que el mercado laboral enfrentará una sobreoferta repentina.
Además, países como Cuba, Venezuela y Eritrea, considerados de “interés migratorio” por Estados Unidos debido a su renuencia a aceptar a sus ciudadanos deportados, complicarán aún más el panorama.
La implementación de estas políticas transformará radicalmente el panorama migratorio en América del Norte. México, en su papel de país receptor, se enfrentará a uno de los mayores retos de su historia reciente. La presidenta Claudia Sheinbaum se ha reunido con los gobernadores para tratar el tema, sin embargo, no se han revelado planes claros para gestionar este fenómeno. La estabilidad social y económica de toda la región estará en juego, marcando un nuevo capítulo en la compleja relación migratoria entre ambos países.
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