🌍 Además del sector inmobiliario, China enfrenta problemas en su industria de manufacturas tradicionales y exporta en exceso para salvar su economía, pero ¿a qué costo para el Sur Global y para México en particular?

Mexconomy.– China, el mayor exportador del mundo, ha consolidado su lugar como la gran fábrica global. En 2024, sus exportaciones alcanzaron cifras récord, acercándose a los 3.6 billones de dólares. Sin embargo, este modelo tiene repercusiones profundas no solo para los grandes bloques económicos como Estados Unidos y la Unión Europea, que han impuesto barreras comerciales, sino también para las economías emergentes del Sur Global, donde el desequilibrio comercial y la competencia desleal están desmantelando industrias locales.

Mientras que la economía china sigue luchando por recuperarse de la pandemia de COVID-19 y enfrenta una crisis en la producción manufacturera tradicional e inmobiliaria, entre otros sectores, su estrategia de exportar “todo lo que sea posible y a cualquier mercado” se ha intensificado. Pero, a diferencia de México, esta política no ha sido recibida con los brazos abiertos en muchos países en desarrollo, donde la llegada masiva de bienes chinos está provocando reacciones de defensa económica.

La respuesta del Sur Global

En países como Brasil, Turquía, India, Indonesia y Sudáfrica, las medidas proteccionistas se han intensificado. Con un superávit comercial respecto a China, Brasil, por ejemplo, ha impuesto aranceles a los autos eléctricos y al acero fabricados en China. Indonesia ha levantado barreras contra los textiles, mientras que India busca limitar las importaciones para fortalecer su industria local a través de su programa "Make in India". Aunque estas medidas buscan proteger las economías locales, las naciones en desarrollo enfrentan un dilema: mientras intentan frenar el avance comercial chino, muchas de ellas dependen de las importaciones de bienes intermedios de bajo costo para mantener sus propias cadenas productivas.

El superávit comercial de China con estas economías emergentes se ha disparado en los últimos años. Durante la pandemia, la dependencia de bienes chinos aumentó drásticamente, lo que dejó a muchos países atrapados en una dinámica desigual. Sin embargo, algunos, como Brasil, han encontrado formas de negociar: promueven inversiones chinas en sus territorios mientras imponen barreras selectivas para proteger sus sectores más vulnerables.

México: Un mercado interno en destrucción

México, por su parte, enfrenta una situación alarmante. Aunque mantiene un superávit comercial con Estados Unidos, este se utiliza en gran medida para financiar un creciente déficit con China. La estrategia china de inundar el mercado mexicano con productos finales de bajo costo está desmantelando sectores económicos clave como el calzado, los textiles y el comercio local, pilares de la economía mexicana y generadores de empleo.

El problema no se limita a las importaciones. México se ha convertido en un paraíso para el contrabando y la evasión fiscal por parte de empresas y comerciantes chinos, que utilizan lagunas legales y la corrupción aduanal para inundar el mercado con productos baratos. Además, la proliferación de tiendas chinas en ciudades medianas y grandes está acelerando la informalidad a niveles históricos: en algunas regiones, se estima que esta alcanza el 70%.

La microeconomía mexicana, antes robusta, está siendo gravemente afectada por este fenómeno. Las consecuencias son devastadoras:

  • Cierre de empresas locales: Pequeñas y medianas empresas mexicanas no pueden competir con los precios bajos impulsados por la evasión fiscal y el contrabando.
  • Pérdida de empleos formales: Miles de trabajadores quedan desempleados, mientras la informalidad crece sin control.
  • Caída de ingresos fiscales: La evasión fiscal de los comercios chinos reduce significativamente los recursos de los gobiernos locales y federales, afectando los servicios públicos.
  • Destrucción de industrias estratégicas: Sectores como el calzado, los textiles y la confección están al borde del colapso en varias regiones del país.

Por si fuera poco, México también está siendo utilizado como plataforma para el envío de productos chinos a Estados Unidos y Centroamérica, lo que amplifica la problemática económica y social.

Ante esta crisis, la reacción de las autoridades mexicanas ha sido insuficiente. Los operativos contra el contrabando son mínimos y no logran frenar la avalancha de productos chinos que destruyen las economías locales. La falta de una política comercial efectiva y un combate real contra la corrupción aduanal está dejando al país en una posición de vulnerabilidad extrema.

México debe tomar medidas urgentes y contundentes para frenar el impacto económico causado por la expansión comercial china, fortaleciendo la supervisión fiscal, comercial y migratoria de manera integral:

  • Implementar barreras comerciales estratégicas que protejan los sectores más afectados.
  • Reforzar la vigilancia aduanal con tecnología avanzada.
  • Fortalecer la fiscalización de las tiendas y negocios chinos.
  • Regular la situación migratoria de los empresarios chinos en México.
  • Diseñar políticas de fortalecimiento industrial.

Alerta Económica

La expansión comercial de China no es solo un reto internacional; es un golpe directo a las economías emergentes. En México, el impacto ya se siente con crudeza: industrias enteras están al borde de desaparecer, la informalidad comercial y laboral crece a pasos agigantados, y se vislumbra una crisis Pymes (Pequeñas y Medianas Empresas) de proporciones históricas si no se toman medidas urgentes.

La urgencia de acción es máxima. México debe implementar estrategias contundentes para fortalecer su tejido económico desde las bases. No es solo una cuestión de supervivencia industrial; es la defensa del sustento y la estabilidad de miles de empresas familiares. ¿Tendrán las autoridades la decisión y la visión de actuar antes de que el daño sea irreversible?

InfoStockMx / Región Global

|@Region_Global