Tras más de cinco décadas de dominio familiar, el régimen de Bashar al-Assad ha colapsado. Rebeldes sirios, liderados por grupos islamistas radicales, tomaron la capital Damasco en una ofensiva relámpago que comenzó con la captura de Alepo.

Damasco, Siria. (InfoStockMx) - El régimen se desmoronó tras 13 años de guerra civil que dejó a Siria devastada y a su presidente acusado de crímenes de guerra.

El régimen de los Assad, iniciado por Hafez al-Assad en 1970, se mantuvo por más de cinco décadas, consolidado mediante una férrea represión y el apoyo de fuertes aliados como Rusia e Irán. Sin embargo, la guerra civil, iniciada en 2011 tras las protestas de la Primavera Árabe, desató una crisis humanitaria y militar sin precedentes.

Durante la última semana, los rebeldes Hayat Tahrir al-Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante) lanzaron un ataque masivo que culminó con la caída de Damasco. En la plaza de los Omeyas, las estatuas de la familia Assad fueron derribadas y el aeropuerto militar de Mezze fue capturado. Los rebeldes declararon la “liberación” de la capital a través de la televisión estatal tomada por sus fuerzas:

"Con la ayuda de Dios, Damasco ha sido liberada. El régimen tirano ha sido derrocado y todos los prisioneros han sido liberados. Viva una Siria libre."

¿Un Nuevo Gobierno o una Nueva Guerra?

Si bien el liderazgo rebelde ha prometido una transición pacífica y respeto a las minorías, existe un profundo escepticismo. El grupo islamista más poderoso, el HTS, que alguna vez fue una filial de Al-Qaeda, se ha presentado como una fuerza moderada y negociadora, apoyada abiertamente por Turquía. Su líder ha prometido tolerancia y participación política para todas las comunidades religiosas, incluidos cristianos, drusos y kurdos.

Sin embargo, este discurso es recibido con reservas. La comunidad cristiana de Siria y el Líbano teme una nueva ola de persecución religiosa. Los rusos, principales defensores de Assad, también han sido protectores indirectos de los cristianos sirios, lo que agrava la incertidumbre sobre el futuro del país.

En Estambul, Turquía, el presidente Recep Tayyip Erdoğan ve la caída de Assad como una oportunidad estratégica y un desafío político. Su gobierno ha sido uno de los principales patrocinadores de la oposición siria, buscando desmantelar el control kurdo en el norte de Siria y facilitar el retorno de más de tres millones de refugiados sirios actualmente en territorio turco.

"El fin del régimen de Assad abre la puerta para una Siria democrática y un retorno seguro para nuestros hermanos sirios", declaró un alto funcionario turco.

Sin embargo, la amenaza de las milicias kurdas sigue presente. Las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), apoyadas por Estados Unidos y la Unión Europea, controlan vastas regiones al este del Éufrates. Un enfrentamiento armado con Turquía parece inevitable, ya que Ankara considera a estas milicias una amenaza existencial.

En el Líbano, los ecos del colapso de Assad son inmediatos. Durante más de una década, más de un millón de refugiados sirios se han asentado en el país, agravando una crisis económica y política crónica. Los partidos cristianos libaneses celebran la posibilidad de que estos refugiados regresen, aunque el temor a la desestabilización persiste.

Por otro lado, la influencia de Irán, que utilizó a Siria como un corredor estratégico hacia el Mediterráneo y para abastecer a Hezbolá, queda gravemente afectada. Sin un gobierno afín en Damasco, la capacidad de Teherán para proyectar poder en la región se ve comprometida.

¿Qué Sigue para Siria?

El panorama es incierto. Aunque los rebeldes controlan la capital, su cohesión es frágil. Los desacuerdos internos, las presiones de potencias extranjeras y la amenaza de un nuevo conflicto con Turquía podrían hacer que la guerra en Siria esté lejos de terminar.

Mientras tanto, el pueblo sirio, agotado tras más de una década de guerra, espera que esta nueva etapa signifique algo más que un cambio de gobernantes. La esperanza de reconstruir una Siria libre y justa choca con la realidad de un país profundamente dividido y destrozado.

Un nuevo capítulo comienza en Siria. Las páginas de su historia reciente aún están lejos de concluir.

InfoStockMx / Región Global

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