El Tren Maya fue concebido como una obra monumental que impulsaría el desarrollo económico y social del sureste mexicano, promoviendo el turismo, conectando comunidades y reactivando economías locales. Sin embargo, a casi un año de su inauguración, los números cuentan otra historia: una ocupación que apenas alcanza el 19.5% de su capacidad proyectada, déficits operativos persistentes y un entorno natural profundamente afectado.

Frente a esta realidad, surgen preguntas: ¿Qué tan sostenible es el Tren Maya desde una perspectiva económica y fiscal? ¿Qué factores explican su baja demanda? ¿Cuáles son los costos reales que México está pagando por esta obra?

Para entender mejor los desafíos que enfrenta este megaproyecto y sus implicaciones a largo plazo, Región Global conversa con expertos en economía, turismo y medio ambiente de Mexconomy. Analizamos desde la teoría microeconómica hasta el impacto fiscal, ambiental y social de un proyecto que podría convertirse en una carga financiera monumental para el Estado mexicano.

El siguiente texto es una síntesis de la conversación.

¿Cómo puede interpretarse la subutilización del Tren Maya desde una perspectiva microeconómica?

Mexconomy:
La operación actual del Tren Maya es un claro ejemplo de mala asignación de recursos fiscales. Con una ocupación que alcanza solo el 19.5% de la capacidad proyectada, estamos ante un exceso de oferta en el mercado turístico del sureste mexicano. Los altos costos fijos derivados de la infraestructura monumental implican un costo promedio por pasajero extremadamente elevado. Cada día que la ocupación no se acerca al umbral de 8,200 pasajeros, el proyecto acumula pérdidas operativas significativas.

Además, los costos hundidos ya son irreversibles: miles de millones de pesos en inversión pública que no pueden recuperarse, lo que presiona aún más a las finanzas públicas. El Gobierno intenta subvencionar la demanda mediante descuentos del 50% en el tren y 25% en vuelos, evidenciando una estrategia de discriminación de precios. Sin embargo, si la elasticidad de la demanda es baja, es decir, si los turistas no responden significativamente a estas reducciones de precios, el déficit persistirá y crecerá año con año.

¿Qué costos adicionales enfrentan las finanzas públicas y el medio ambiente?

Mexconomy:
Más allá del desastre fiscal, está el costo ambiental irreparable. El desarrollo del Tren Maya ha causado la destrucción de vastas áreas de la selva tropical en la península de Yucatán, un ecosistema de incalculable valor ecológico. El costo de oportunidad ambiental es alarmante, ya que la pérdida de biodiversidad, el desplazamiento de comunidades locales y la alteración de sitios arqueológicos representan externalidades negativas que no fueron debidamente consideradas.

Además, los costos operativos recurrentes se proyectan como una carga adicional. Si los paquetes turísticos no logran aumentar significativamente la demanda, el gobierno enfrentará déficits operativos sostenidos, financiados con recursos fiscales. En términos microeconómicos, es un monopolio natural mal administrado, donde el riesgo moral es evidente: el operador estatal no enfrenta sanciones directas por su gestión ineficiente.

¿Qué implicaciones fiscales y económicas se derivan a futuro?

Mexconomy:
En términos fiscales, estamos ante un posible aumento del gasto público estructural, lo que presionará el presupuesto gubernamental en el mediano y largo plazo. Los déficits operativos acumulados requerirán subsidios continuos o, en su defecto, tarifas más altas para los usuarios, lo que afectaría aún más la elasticidad de la demanda.

Desde una perspectiva microeconómica dinámica, la falta de competencia en la operación del tren y de economías de escala efectivas convierte al Tren Maya en una trampa fiscal. Cada año que opere por debajo de su capacidad, el gobierno deberá cubrir sus pérdidas con fondos públicos, desviando recursos de otros sectores prioritarios como salud, educación y seguridad.

Una Mala Decisión con Consecuencias Múltiples

De acuerdo con Mexconomy, la administración del Tren Maya ilustra un caso de libro sobre fallas de mercado inducidas por decisiones gubernamentales mal planificadas. Los altos costos fijos, la oferta inelástica, la ausencia de estudios de viabilidad realistas y la subestimación de los costos ambientales lo convierten en un ejemplo paradigmático de intervención estatal ineficiente.

Si la demanda no repunta con los paquetes turísticos recientemente anunciados, el Tren Maya (México) enfrentará déficits multimillonarios por un proyecto que combina lo peor de la mala planeación y la asignación ineficiente de recursos fiscales, mientras deja tras de sí un legado de destrucción ambiental imposible de revertir.

InfoStockMx / Región Global

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