El 20 de enero de 2025, Donald Trump asumirá su segundo mandato como el 47.º presidente de los Estados Unidos, acompañado por J.D. Vance como vicepresidente. Esta toma de posesión, realizada bajo el protocolo del Día de la Inauguración Presidencial, marca el inicio de una nueva era en la política exterior, tecnológica y comercial de Estados Unidos.

Mexconomy.- Para el mundo, esto significa una intensificación inevitable de la guerra comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China, una rivalidad que ha definido la geopolítica global en el siglo XXI.

Durante su primer mandato, Donald Trump implementó políticas comerciales agresivas contra China, imponiendo aranceles masivos, bloqueando exportaciones tecnológicas clave y restringiendo el acceso chino a semiconductores avanzados. La administración Biden, aunque menos confrontacional en su retórica, mantuvo la mayoría de estas restricciones, demostrando un consenso bipartidista sobre la amenaza percibida del ascenso tecnológico chino.

Con Trump de regreso en la Casa Blanca, se espera el retorno de un enfoque aún más radical. Durante su campaña, prometió "proteger a los fabricantes estadounidenses a cualquier costo" y mencionó la posibilidad de aranceles del 1000% para evitar la entrada de productos chinos en Estados Unidos. La industria automotriz, especialmente el mercado de vehículos eléctricos, será el objetivo prioritario.

Pero la confrontación comercial no se limita a los productos de consumo. La tecnología sigue siendo el núcleo de esta guerra, con los semiconductores y la inteligencia artificial en el centro del conflicto. Estados Unidos impuso restricciones a la exportación de tecnologías críticas, como los chips avanzados utilizados en inteligencia artificial, computación cuántica y telecomunicaciones.

Estas políticas dañaron parcialmente a empresas chinas como Huawei, que enfrentó restricciones globales coordinadas por Washington. Sin embargo, lejos de ser paralizada, China respondió invirtiendo agresivamente en investigación y desarrollo. Empresas como Shanghai Micro Electronics y Huawei han hecho progresos significativos en la producción de semiconductores, acortando la brecha tecnológica con Estados Unidos a solo cuatro o cinco años, según Bloomberg News.

La prueba más clara fue el lanzamiento en 2023 del Huawei Mate 60, un teléfono inteligente con un chip avanzado que Estados Unidos consideraba fuera del alcance de China debido a las sanciones. Este avance mostró que el esfuerzo chino por desarrollar su propia industria tecnológica está dando frutos, lo que seguramente intensificará las restricciones estadounidenses.

La ofensiva tecnológica de China también incluye la expansión de su industria automotriz eléctrica. Empresas como BYD y NIO están estableciendo fábricas en países como Tailandia, Hungría y Brasil para evitar los aranceles estadounidenses y diversificar su producción. Pekín también ha fortalecido su presencia en mercados emergentes, utilizando su influencia económica para obtener acceso a recursos estratégicos y fortalecer sus cadenas de suministro.

En el sector militar, Washington teme que los avances chinos en tecnología de consumo puedan trasladarse a aplicaciones militares. Esto explica el endurecimiento de las restricciones sobre semiconductores y software avanzado, que Estados Unidos considera esenciales para su seguridad nacional.

Guerra Fría Tecnológica en 2025

Con Trump y Vance en el poder, es muy probable que Estados Unidos intensifique las sanciones comerciales y tecnológicas, adopte nuevas restricciones de exportación y aumente la presión sobre sus aliados para que sigan su ejemplo. La colaboración con Europa, Japón y Corea del Sur será clave para fortalecer la posición estadounidense frente a China.

Sin embargo, China también está mejor preparada. El país ha desarrollado una infraestructura tecnológica propia y está dispuesto a invertir miles de millones para reducir su dependencia de tecnología extranjera. Los analistas advierten que este enfrentamiento podría dividir al mundo en dos bloques tecnológicos y comerciales rivales.

El éxito de las políticas de Trump dependerá de su capacidad para contener el avance tecnológico chino sin afectar negativamente a las empresas estadounidenses, que dependen de la fabricación y los mercados chinos para mantener su competitividad global.

La toma de posesión de Donald Trump y J.D. Vance en 2025 marca el inicio de una fase aún más agresiva en la guerra comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China. Lo que comenzó como una disputa comercial se ha convertido en una competencia por el dominio económico, tecnológico y militar del siglo XXI.

Trump señaló: “Podemos hacer lo que otros no pueden. Ni China ni nadie puede igualar lo que nosotros tenemos.”

Sin embargo, con cada nueva medida de Washington, China parece responder con más fuerza, mostrando que esta guerra está lejos de terminar. El futuro global dependerá de quién logre imponerse en esta carrera implacable por el liderazgo tecnológico mundial.

InfoStockMx / Región Global

|@Region_Global