El ideal de la Cuarta Transformación de predicar con el ejemplo ha quedado bajo la lupa tras el uso de un helicóptero por parte de Ricardo Monreal, coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, y Pedro Haces, diputado “sindicalista”.
CDMX.- Aunque Monreal asegura que el transporte aéreo no involucró recursos públicos ni interfirió con sus funciones legislativas, el hecho desató críticas que cuestionan la coherencia del movimiento con los principios de austeridad y cercanía al pueblo.
En un mensaje publicado en sus redes sociales, Monreal admitió el uso del helicóptero y ofreció disculpas públicas:
"Intentaré que no se repitan este tipo de situaciones que, aunque de buena fe y utilizadas sólo en caso de emergencias o excepcionales, pueden causar alguna afectación a nuestro movimiento", declaró, apelando a una narrativa de error humano y circunstancia extraordinaria.
Sheinbaum marca distancia: "Predicar con el ejemplo"
El caso adquirió mayor relevancia tras los comentarios de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien en su conferencia mañanera hizo un llamado directo a los integrantes de la 4T para comportarse con congruencia y evitar cualquier señal de dispendio:
"En nuestro movimiento no debe haber espacio para el lujo innecesario ni para comportamientos que alejen a los servidores públicos de la ciudadanía."
Aunque Sheinbaum concedió que el uso del helicóptero pudo responder a cuestiones prácticas, su mensaje fue claro: el privilegio, incluso si está dentro del marco legal, no debe ser una opción para quienes representan a un gobierno que pretende ser ejemplo de transformación y austeridad.
¿Excepción o regla?
Monreal insiste en que el viaje no fue indebido, afirmando:
"Nunca hemos hecho nada indebido ni violado la ley, pero por ser dirigentes debemos ser más cuidadosos y estar a la altura de las circunstancias."
Sin embargo, sus explicaciones no logran contener la percepción de desconexión entre los dirigentes y los valores que la Cuarta Transformación promete representar. El uso de un helicóptero, aunque justificado como práctico, remite a una cultura política de privilegios que el movimiento dice combatir.
La disculpa de Monreal, aunque pública, no borra la percepción de que esta situación refleja un problema más amplio: la facilidad con la que algunos actores políticos justifican acciones que contradicen los ideales fundacionales de su movimiento.
El costo político de la incongruencia
En un contexto donde la ciudadanía vive con el “cinturón apretado” y la administración pública pregona la austeridad como valor central, cualquier atisbo de dispendio en el comportamiento de los líderes se convierte en un golpe a su credibilidad.
La Cuarta Transformación ha hecho de la cercanía con el pueblo y el rechazo al lujo una de sus principales banderas políticas. Casos como el de Monreal y Haces exponen una contradicción que podría ser utilizada por opositores para debilitar el proyecto, mientras que entre las bases del movimiento generan descontento e incertidumbre.
Una lección para la 4T
Sheinbaum dejó claro que el movimiento no puede permitirse tropiezos de este tipo si pretende consolidar su narrativa como el cambio auténtico en la vida pública del país.
Aunque Monreal aseguró que este episodio no se repetirá, el daño ya está hecho.
En política, la percepción lo es todo, y los gestos cuentan más que los discursos. Si la Cuarta Transformación quiere mantener su legitimidad ante el electorado, sus líderes deberán mostrar que no solo comprenden los ideales del movimiento, sino que los viven plenamente.
Cada vuelo, cada privilegio, y cada explicación ambigua serán recordados como actos que erosionan lo que se ha vendido como la base moral del cambio histórico.
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