Es un escándalo que revela el abismo entre la práctica médica y la regulación en México. Marilyn Cote, autoproclamada “doctora en neurociencia, neuropsiquiatría y neuropsicología”, ha estado en el ojo público luego de que, con cédulas falsas y diagnósticos inventados, lograra engañar a pacientes

InfoStockMx.- Presume credenciales de Harvard, Oslo y hasta del FBI. Sus consultas prometían “curas rápidas” para enfermedades mentales complejas, mientras, en realidad, detrás de la pantalla de títulos falsos, Cote era solo abogada y criminalista.

En redes sociales, un grupo de médicos y usuarios comenzó a destapar su farsa. Fue una denuncia en X (antes Twitter) la que llamó la atención de las autoridades, quienes rápidamente suspendieron su consultorio en Puebla. Sin embargo, la medida temporal contra Cote apenas rasguña la superficie de un problema mayor: la intrusión de falsos médicos y otras “profesiones” que actúan sin escrúpulos, aprovechando las lagunas en la regulación sanitaria del país.

El Mito de Cote

Marilyn Cote se construyó una imagen viral en Internet: videos en “inglés”, citas de Harvard, estudios en neurociencia en Estados Unidos y Europa, y un sinnúmero de logros inventados. Se describía a sí misma como la “mejor especialista en trastornos mentales en los Países Bajos”. Cote llegaba a afirmar que creó indicadores de perfilación criminal patentados en 2012; sin embargo, ninguna de estas afirmaciones tiene respaldo. Sus títulos de Harvard, sus diplomas de Oslo, y su presunto rol en el FBI no son más que ficción, parte de una fachada meticulosamente armada para atraer pacientes y legitimar sus diagnósticos.

En su consultorio de Torres Médicas en Puebla, Cote prescribía medicamentos psiquiátricos bajo la imagen de su “Neuropsychology Clinic Marilyn Cote”, junto a logotipos de universidades de renombre y hospitales de prestigio en los Estados Unidos. Incluso incluyó recetas con el logo de Harvard. Pero fue la exposición de un joven médico en redes sociales la que, al revelar las cédulas falsas y los diplomas apócrifos, desató el escándalo. Pronto, Cote se encontró enfrentando la indignación pública y el escrutinio de las autoridades.

Expertos en el tema señalan que la lucha contra los falsos profesionales de la salud está lejos de terminar. “¿Le cierran el consultorio? Puede abrir otro”, comentan. Y es que en México, la falta de un sistema eficaz para verificar y rastrear la validez de los títulos y cédulas profesionales crea el ambiente ideal para que personas sin escrúpulos ejerzan en áreas críticas para la salud pública.

Esto hace que la charlatanería médica se extienda a otros campos. Personas sin formación médica practican botox en salones de belleza, entrenadores de gimnasio recetan anabólicos sin licencia, y supuestos cirujanos realizan intervenciones quirúrgicas sin la capacitación adecuada. La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) carece de las herramientas para supervisar y sancionar de manera efectiva.

Pacientes Estafados

Desde hace años, pacientes de Cote habían estado dejando reseñas negativas en su perfil de Google. Denunciaban diagnósticos apresurados, como “narcisismo”, o afirmaban que la mujer carecía de conocimientos básicos de psicología. Uno de los pacientes escribió: “Si lo que quieren es gastar dinero y recibir insultos, este es el lugar. La señora no sabe lo que hace. Perdí alrededor de 1,000 dólares”. Aunque algunos reportes incluso fueron presentados ante la Comisión Nacional de Arbitraje Médico, la respuesta tardía de las autoridades permite que este tipo de estafas continúe perjudicando a personas vulnerables.

Cote respondía a estas reseñas desafiando a quienes se quejaban y defendiendo su posición con insultos.

Reformar la Regulación Profesional en México

Marilyn Cote es solo uno de los tantos casos de charlatanería médica que salen a la luz en Puebla. Su historia pone en evidencia un sistema de salud incapaz de proteger a los pacientes de estafadores profesionales. A nivel municipal, el tamaño del problema es mayúsculo.

En México las lagunas legales permiten que individuos como Cote solo enfrenten cierres temporales de sus consultorios, sin consecuencias legales serias.

El problema es profundo y complejo: mientras el sistema de validación de títulos profesionales no se modernice, los pacientes seguirán siendo víctimas de un sistema que permite a cualquier persona falsificar cédulas y acreditarse como un “experto” en medicina, poniendo en riesgo la salud de la población.

La pregunta que surge tras el caso de Marilyn Cote es, ¿cuántos más ejercen de manera fraudulenta y cuántas personas deben sufrir antes de que algo cambie?

InfoStockMx / Región Global

|@Region_Global