El 1 de diciembre, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, actual gobernador de Puebla, asumirá la dirección del Instituto Nacional de Migración (INM), tras ser designado por la presidenta Claudia Sheinbaum. Sin embargo, esta decisión llega en un contexto de creciente tensión migratoria y una relación cada vez más complicada entre México y Estados Unidos en torno a este tema. ¿Es Céspedes la persona adecuada para manejar una crisis de esta magnitud?

InfoStockMx.- El nombramiento de Céspedes Peregrina ha generado preocupación entre sectores políticos, especialmente considerando que Puebla, bajo su mandato, ha visto un aumento significativo en la violencia y la criminalidad. Esto genera dudas sobre su capacidad para lidiar con un problema tan complejo como la migración en México, que ahora no solo afecta las fronteras norte y sur del país, sino que es un tema que ha escalado a nivel internacional, en especial con Estados Unidos.

La pregunta clave es si este nombramiento fortalece o debilita la postura de México frente a las demandas estadounidenses de contener el flujo migratorio.

Mientras la administración Biden ha buscado presionar a México para endurecer sus controles fronterizos, la designación de un funcionario con poca experiencia directa en temas migratorios genera incertidumbre.

Migración: Problema Alarmante

El flujo migratorio entre México y Estados Unidos ha alcanzado niveles récord. Solo en 2023, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. reportó más de 2.7 millones de detenciones en su frontera sur. Estas cifras no solo exponen la magnitud del fenómeno migratorio, sino también la creciente presión que Washington ejerce sobre México para manejar esta situación.

En ciudades fronterizas, como Ciudad Juárez, el incremento en la cantidad de migrantes ha obligado a abrir 25 albergues, comparado con los solo dos que existían en 2018. Estos refugios atienden a miles de personas que esperan su cita a través de la aplicación CBP One para intentar cruzar de manera legal a Estados Unidos. Sin embargo, como señala Enrique Valenzuela, coordinador del Consejo Estatal de Población de Chihuahua (COESPO), el proceso es incierto: algunos migrantes reciben citas en cuestión de semanas, mientras que otros deben esperar años.

La frontera entre México y Estados Unidos se ha convertido en una zona de espera y frustración para miles de migrantes. Si bien México ha cooperado con EE.UU. en programas como el "Quédate en México" y en operativos de deportación masiva, las tensiones entre ambos países continúan escalando, particularmente ante la falta de soluciones a largo plazo.

Céspedes Peregrina: Un Juego de Presiones

El nombramiento de Céspedes Peregrina se da en medio de una relación bilateral marcada por la desconfianza y las tensiones sobre la migración.

La administración Biden, bajo creciente presión interna para frenar la llegada de migrantes, ha pedido más acciones concretas de parte de México, incluyendo mayor control en su frontera sur y cooperación en la deportación de migrantes.

Sin embargo, México enfrenta una paradoja: por un lado, debe cumplir con las demandas de Estados Unidos para mantener una relación diplomática estable y evitar sanciones comerciales o recortes de ayuda; por otro lado, enfrenta una crisis humanitaria interna con la llegada de miles de migrantes en tránsito hacia el norte. A pesar de los esfuerzos conjuntos, las políticas migratorias entre ambos países se han vuelto una moneda de cambio político, lo que complica la búsqueda de soluciones efectivas.

El reto de Céspedes en este escenario es doble. No solo deberá gestionar la crisis humanitaria en México, sino también generar condiciones para equilibrar las presiones políticas de Washington.

La pregunta seria es si podrá desempeñar este rol sin que se agraven las tensiones o se debiliten las políticas migratorias internas.

México en la Crisis Migratoria

En los últimos años, México ha pasado de ser un país de tránsito a convertirse en un país de destino para miles de migrantes que, por diversas razones, no logran llegar a Estados Unidos. Los peligros en las rutas migratorias, el endurecimiento de las políticas fronterizas y la violencia del crimen organizado han hecho de México un lugar de refugio temporal para muchas personas en movilidad.

Los albergues en la frontera norte se han llenado rápidamente. La respuesta del gobierno federal ha sido insuficiente. La sociedad civil, las iglesias y organizaciones no gubernamentales han intervenido para cubrir las necesidades básicas de los migrantes, pero las tensiones son evidentes, especialmente con las deportaciones masivas que amenazan a diario.

Además, la aplicación CBP One, diseñada para agilizar el proceso de solicitud de asilo en Estados Unidos, ha generado frustración entre los migrantes. Aunque facilita el trámite para algunos, para otros representa una espera interminable en condiciones de vulnerabilidad extrema.

En este escenario, Céspedes tendrá que enfrentarse a una realidad compleja que va más allá de los números: la vida de miles de personas está en juego.

Así que el nuevo titular del INM deberá lidiar con una serie de desafíos que pondrán a prueba su capacidad de gestión y liderazgo:

  • Presión de Estados Unidos: Las exigencias de Washington para contener el flujo migratorio continuarán, y Céspedes deberá encontrar un equilibrio entre satisfacer estas demandas y proteger los derechos de los migrantes.
  • Seguridad en las rutas migratorias: El crimen organizado ha convertido las rutas migratorias en corredores peligrosos. Los migrantes son víctimas de extorsión, secuestro y explotación, y es responsabilidad del INM garantizar su protección.
  • Crisis humanitaria en las fronteras: Con los albergues al borde de la saturación, es imperativo que se implementen políticas para mejorar las condiciones de vida de los migrantes en espera de asilo.

El nombramiento de Sergio Salomón Céspedes Peregrina al frente del INM plantea más preguntas que respuestas en un momento crítico para la política migratoria mexicana.

Su capacidad para manejar una crisis migratoria de esta magnitud, en medio de presiones bilaterales con Estados Unidos y una creciente crisis humanitaria en el país, será determinante para el futuro de las relaciones México-EE.UU. y la protección de los derechos de los migrantes.

Hay que desearle a Céspedes Peregrina que le vaya bien porque si los resultados van a ser similares a los que ha dado en materia de seguridad en Puebla, un déficit en su gestión será un fuerte problema para la presidenta Claudia Sheinbaum.