Asuntos de Estado
"El Juego No Termina Hasta que Termina"

Aristóteles: "La guerra es fácil de comenzar, pero difícil de terminar".

Horacio De la Cruz S.

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Más allá de la verdad, el problema de Genaro García Luna es que se sintió intocable, protegido, y nadie lo es, al menos no para siempre.

En México, abundan los ejemplos de políticos y servidores públicos de los tres poderes que abusan impunes, primero, y no saben cómo, pero después de un tiempo caen. Algunos aprenden, otros no: son reincidentes y soberbios. Algunos están presos, otros en aparente libertad, y otros más, escondidos.

¿Qué los derriba? Al final, algo tan simple como la información—datos, audios, videos, imágenes—puesta en las manos correctas y en el momento oportuno. Imaginemos a alguien metódico, que, como un artesano de la información, pero haciendo uso de la tecnología que las agencias le capacitaron, acumula, organiza y coloca justo ahí, para que con solo un clic comience la diversión. Pues sí que no hay enemigo pequeño. ¡Cuidado!

Un gran amigo, periodista muy experimentado, me decía: “Lacho, para que alguien le ponga en la madre al de enfrente, solo necesita tener ganas.”

Hoy, solo con la información (los testigos protegidos fueron un aderezo), Genaro ha recibido una condena de 38 años, acusado de narcotráfico en diversas modalidades. Si los delitos imputados contienen o no pruebas sólidas, ya es lo de menos. La información hizo su trabajo en las manos correctas y en el momento oportuno.

Pero hay que decir que a Genaro no le sorprendió el proceso; lo esperaba hace mucho, se preparó y protegió lo fundamental: su familia. Han crecido, son exitosos, ninguno depende del gobierno mexicano o viven de la política. Buen trabajo, tienen su vida resuelta y qué bueno.

También hay que destacar que García Luna no recibió cadena perpetua. En términos coloquiales, “respira por la herida”, pero respira.

Genaro García Luna tiene la opción de apelar su sentencia. La apelación permitirá a su defensa argumentar ante una instancia superior si el proceso judicial o la decisión del tribunal tuvo errores significativos. Este recurso se presenta ante la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito en Nueva York, donde los jueces revisarán tanto los argumentos de la defensa como los de la fiscalía para determinar si se debe reconsiderar o modificar la sentencia.

Todo el mundo habla de Genaro García Luna hoy y se pitorrea, pero aún desde prisión, sabiendo que ha perdido esta parte de un largo proceso, se conserva frío. Así fue siempre.

Con esa misma frialdad, sin sensacionalismo, observemos que aún no termina el juego y se avecina una nueva temporada. Si Genaro no ha hecho uso de la información que posee, es porque sabe que su pelea, cualquiera que esta sea, va a continuar y va a ser prolongada. Y si mantuvo su presunción de inocencia, es porque está preparado y en la apelación, seguramente, vamos a conocer otros temas que tendrá que aportar al juzgador para que reduzca su condena.

Hasta ahora, las cartas que ha enviado al juez Brian Cogan son simplemente sutilezas personales. Estratégicamente, el momento de la apelación, para él, es el más relevante y creo que ahí van a reír, o llorar, otr@s más junto con Genaro.

Genaro no es como el cuento de aquella que enamoró al magistrado y la esposa no lo sabe. O del abogado defensor de secuestradores que terminó por empinar a su patrón. Estos solitos se ponen en la madre porque van dejando huellas a cada paso. Son como todos los pendejos: soberbios, prepotentes, sobrados, pensando que sus “conexiones” son suficientes para pisotear a quien quieran.

Genaro no es así y queda claro que sabe sostener un litigio por años; hoy de esto, mañana por lo otro. El “sentenciado”, sabe que “si se aflige se afloja”. También sabe, como hacían los abuelos, mojar el dedo con saliva, ventilar y saber en qué dirección sopla el viento. Genaro, con López Obrador en el poder supremo no tenía duda de que todo lo que documentara jugaría en su contra.

Con todo, no sé qué tanto más pueda aportar Genaro García Luna en su defensa. Creo que muy poco. Pero de que posee información valiosa para alguna autoridad, sin duda, y creo que la va a usar en el momento oportuno. Puede ser en un mes o en un año. Tal vez nos enteremos o que nunca sea pública o publicada.

Mientras tanto veo que hay gente tan mezquina, urgida de victorias pírricas, que se les infla el pecho escupiendo tonterías pensando que ganaron algo cuando leen que García Luna recibió una larga sentencia. ¿Qué ganaron? ¿Qué ganan? ¡Pobres almas, urgidas de tener o arrebatar algo, aunque no sea suyo! ¡Cuánta prepotencia escondida en sus miserables cuerpos y en sus mentes tan enanas!

Después de su arresto, hasta ahora, a Genaro lo hemos visto frío y calculador. Sabe que hay tiempos para todo, desde donde esté y en las condiciones en que se encuentre.

El juicio de Genaro no es ganar o perder hoy y ya. Con el tiempo va a adquirir otras dimensiones, diversificándose, incorporando elementos sorpresa y otros jugadores de manera que será el tiempo el verdadero juez que determine quién realmente prevalece y quién simplemente sobrevive. Al final, como decía mi querido amigo: "Esto no termina hasta que termina".

Nota: Conocí superficialmente a Genaro García Luna en una reunión en las instalaciones de la entonces Policía Federal de Caminos en Calzada de las Bombas, muy cerca de la Avenida Canal de Miramontes. Era la época de "Roble". Fue un sábado, unos 20 minutos, y él se fue. Después, con un par de sus mandos y otros amigos, almorzamos unos tamales de cueritos que llevaron esa misma mañana de algún lugar del estado de Hidalgo. Solo en esa ocasión platicamos; después, cuando coincidimos, solo fueron saludos cordiales.

InfoStockMx / Región Global

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