La extorsión en las Aduanas es ya un problema de Seguridad Nacional. Se trata de una grave crisis que pone en entredicho la capacidad del Estado para controlar uno de los sectores clave para su economía: las aduanas.

Mexconomy.- La extensión de la extorsión a casi todos los productos que cruzan las fronteras del país, facilitada por el acceso ilícito a bases de datos oficiales, demuestra cómo el crimen organizado ha logrado infiltrar y dominar parte de esta actividad económica esencial.

Esta situación no solo representa un problema económico, sino un desafío a la seguridad nacional.

El Modus Operandi

Desde 2022, el control de las aduanas quedó en manos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de Marina (Semar), con el objetivo de erradicar la corrupción.

Sin embargo, la colusión de empleados civiles con el crimen organizado ha permitido que estos grupos mantengan un acceso privilegiado a la información sensible sobre los bienes importados y sus dueños.

Este control les permite imponer sus propios “impuestos” de manera paralela a los aranceles oficiales.

La forma en que el crimen organizado actúa es clara y directa: presentan a las empresas y agentes aduanales un catálogo de productos sujetos a “cuotas”, que oscilan entre 100 y 2,000 dólares.

La lista de productos ha crecido rápidamente, y ahora abarca desde maquinaria agrícola y vehículos, hasta acero y lubricantes, todos bienes cruciales para la industria y la economía mexicana.

Esta extorsión organizada no discrimina y se aplica a todos los actores involucrados en la cadena de suministro, principalmente en la frontera norte del país.

Costos y Cálculos del Impacto Económico

Para entender mejor el costo económico de esta extorsión, tomemos como ejemplo a una empresa que importe diferentes tipos de vehículos para el sector agrícola y de construcción. Si una compañía importa anualmente 50 tractores y 30 camionetas, el pago de cuotas ilegales de 350 dólares por cada tractor y 120 dólares por cada camioneta asciende a un total de 22,500 dólares (450 mil pesos, aproximadamente, de una sola empresa) anuales en “impuestos” paralelos solo para estos dos productos. Este costo, sin embargo, es solo la punta del iceberg: muchas empresas importan más de un tipo de producto, y el catálogo de cuotas ilegales abarca más de 215 productos distintos.

Consideremos otro ejemplo: Un camión con ganado puede pagar hasta 1,000 dólares extra. Para una empresa que importe, digamos, 100 camiones al año, el costo adicional por extorsión podría ascender a 100,000 dólares anuales (dos millones de pesos, aproximadamente), sin contar otros productos y el impacto en toda la cadena de suministro.

Este gasto adicional genera dos impactos críticos:

  • Aumento en los costos de producción y bienes de consumo: las empresas deben trasladar estos costos adicionales al precio final de sus productos para mantener su rentabilidad, lo cual incrementa el precio de bienes en el mercado interno, encareciendo la vida para el consumidor final.
  • Reducción de la competitividad internacional: México busca atraer inversión extranjera bajo el marco del nearshoring, pero la inseguridad en el ámbito aduanal genera desconfianza entre los inversionistas, quienes podrían optar por mercados más seguros y estables.

Competitividad en Riesgo

México está viendo pasar la oportunidad de convertirse en un destino clave para el nearshoring, debido a su proximidad a Estados Unidos y los altos costos de producción en Asia.

La inseguridad y la corrupción en las aduanas están socavando seriamente esta ventaja competitiva.

Además, la industria maquiladora, que depende de la importación de insumos a bajo costo, enfrenta un ambiente hostil y lleno de incertidumbre debido a la imposición de estas cuotas ilegales, lo cual afecta la eficiencia logística y retrasa el proceso de producción.

Las experiencias de países con sistemas de control aduanero efectivos, como Canadá y Singapur, subrayan la importancia de mantener un sistema aduanal seguro y transparente. Estos países no solo han implementado fuertes regulaciones contra la corrupción, sino que además han facilitado la colaboración entre actores públicos y privados para mejorar la seguridad y competitividad en sus fronteras.

Sin embargo, desde 2022 México comenzó a alejarse de buenas prácticas aduaneras. Hoy de la corrupción hemos pasado a la extorsión casi generalizada, principalmente en la frontera norte de México.

¿Cuánto más puede aguantar el sector externo de la economía?

La capacidad de resistencia del sector externo de la economía mexicana frente a la creciente influencia del crimen organizado es limitada y enfrenta serias amenazas a su sostenibilidad.

El sector externo depende en gran medida de la estabilidad y la eficiencia de las aduanas para manejar las importaciones y exportaciones, esenciales para el comercio internacional y la inversión extranjera. Sin embargo, la extensión de prácticas de extorsión y corrupción en puntos clave de ingreso, como las aduanas fronterizas, incrementa los costos operativos de las empresas y reduce la competitividad de México en los mercados internacionales.

Sin medidas concretas para recuperar el control, como mejorar la transparencia, aplicar controles efectivos y sancionar la corrupción, el sector externo se verá cada vez más debilitado, limitando su capacidad de crecimiento y afectando la economía nacional.

La falta de solución a estos problemas podría resultar en un círculo vicioso, donde el aumento de los costos y la incertidumbre reducen la competitividad de México, disminuyendo su atractivo como socio comercial a nivel global, pero principalmente de Estados Unidos.

El sector externo de la economía mexicana vive una paradoja: México nunca ha tenido una posición tan positiva como socio comercial de Estados Unidos, pero esta bonanza económica se ve amenazada por el crecimiento del crimen y la corrupción en sus fronteras.

México está mal en materia de seguridad y corrupción; textual, mal de frontera a frontera.

InfoStockMx / Región Global

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