Ponga mucha atención: La Cuarta Transformación (4T) ha dejado de ser solo un proyecto político y se ha constituido en “hermandad”, según Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador. ¿Qué implica esto para el futuro democrático de México? 🤔🇲🇽🔍

InfoStockMx.- La autodenominada Cuarta Transformación (4T) ha marcado un antes y un después en la política mexicana. Durante la gira capitalina de transición entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y la presidenta electa Claudia Sheinbaum, se ha descrito el movimiento no solo como una transformación política, sino como una hermandad.

El presidente saliente y la futura presidenta constitucional, destacaron que la 4T no solo ha sentado las bases para un cambio estructural, sino que ha unido a sus seguidores bajo un lazo emocional y simbólico, casi fraternal, en una “hermandad”, comentaron.

Las preguntas inmediatas que surgen son: ¿Puede esta hermandad representar una ventaja o un riesgo para la democracia del país? ¿Qué implicaciones tiene el hecho de que un proyecto político se personalice y se convierta en una entidad cerrada, marcada por la lealtad y los dogmas?

La Continuidad:

Durante la inauguración de la Cuarta Sección del Bosque de Chapultepec, Sheinbaum reveló que la gira por los 32 estados de México junto a López Obrador ha sido una experiencia llena de emociones y afecto entre la ciudadanía y el presidente. En sus palabras, lo que han construido juntos a lo largo de los años se puede describir como una hermandad, una unión que continuará en su mandato.

“Es algo inexplicable... Le decía al Presidente que esto es muy emotivo y me dijo: ‘es que es una hermandad, hemos construido una gran hermandad’", expresó Sheinbaum.

El Poder y la Hermandad:

La hermandad, como concepto, evoca un sentido de pertenencia y lealtad, pero en el contexto de un gobierno representa riesgos significativos.

Esto es: la concentración de poder en un grupo cerrado puede reducir la transparencia y abrir la puerta a la exclusión de quienes no forman parte del círculo cercano.

Conceptualizando los dichos de la presidenta electa, en este caso, la 4T se está consolidando como un proyecto que prioriza la lealtad interna, la obediencia y el dogma (cualquiera que este sea) por encima del pluralismo, lo cual atenta contra la esencia democrática.

Una “Hermandad”, por definición, es contraria a la democracia.

Por si fueran pocas las palabras de Claudia Sheinbaum, el presidente López Obrador afirmó durante su discurso que “formamos parte de una hermandad. Aquí hay amigas, amigos entrañables”, dejando claro que el éxito de la 4T se ha basado en la colaboración de un grupo específico de personas cercanas al proyecto.

La Hermandad como Exclusión

La falta de pluralismo y el riesgo de exclusión son peligros inherentes en cualquier hermandad política. Al crear una narrativa de unión casi mística entre sus miembros, se deja poco espacio para la crítica o la disidencia.

Aquellos que no forman parte de este círculo íntimo pueden ser marginados o vistos como “adversarios”, en lugar de ser parte de un debate necesario para una democracia sana.

Personalización del Poder:

Posteriormente, el discurso de López Obrador estuvo lleno de elogios hacia Claudia Sheinbaum, describiéndola como una mujer "excepcional, inteligente, preparada, honesta".

De manera que no queda duda de lo que viene: Hermandad y elogios personales para “la elegida” (no la presidenta electa). que pueden motivar confianza, pero también contribuyen a una personalización del poder, donde las instituciones pasan a un segundo plano frente a las figuras individuales.

“Estamos muy contentos porque vamos a entregar la banda presidencial a quien tiene mucha sensibilidad y va a darle continuidad a lo que se ha iniciado”, afirmó el presidente, destacando nuevamente la idea de continuidad en manos de Sheinbaum.

El Elemento Religioso

Y lo que faltaba: En una declaración que sorprendió a muchos, López Obrador atribuyó la sucesión presidencial a una intervención divina, exclamando: “Dios existe”.

Con ello, López Obrador ha delineado un elemento religioso en la narrativa de la 4T; una visión casi providencial de la continuidad de su proyecto. Así la mezcla de religión y política refuerza la creencia de que la Cuarta Transformación es inapelable, casi sacralizada, y que cualquier oposición podría verse como un acto en contra de un destino.

Hermandad, personalización del poder, mandato divino y “la elegida”, se han mezclado peligrosamente.

Toda una justificación dogmática que encierra riesgos de concentración del poder, exclusión de la pluralidad y personalización del liderazgo más allá de las instituciones.

La Cuarta Transformación ha sentado sus reales y ni duda cabe.

La continuidad prometida por Claudia Sheinbaum en este contexto ideológico podría traer estabilidad y fortalecer la lealtad interna de la 4T, pero si el país continúa su derrotero de inseguridad, precariedad de servicios públicos, violencia y estancamiento económico, adiós al diálogo democrático.

Como no hay oposición, Morena y aliados continuarán ganando elecciones, dominando las instituciones autónomas (como el INE) y borrando de un plumazo la división de poderes.

Esto no quiere decir que el futuro será mejor: Paradoja: El mandato divino que interpreta AMLO nos pone a las puertas del infierno de la autocracia. Lo de hoy, es la segunda llamada.

InfoStockMx / Región Global

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