El sexenio de AMLO (@lopezobrador_) cierra con un récord de más de 193 mil homicidios ¿"abrazos, no balazos"? 💀⚖️ Militarización y violencia marcaron su mandato, dejando una estela de sangre que oscurece la promesa de “pacificación de México” ¿Más de lo mismo? #4T 🇲🇽
InfoStockMx.- El sexenio de Andrés Manuel López Obrador, marcado por la promesa de "abrazos, no balazos", se despide con un preocupante récord de homicidios.
A pesar de su insistencia en atacar las causas de la criminalidad desde la raíz, México vivió algunos de los años más violentos de su historia reciente bajo su mandato.
Aún con las cifras oficiales maquilladas: más de 193 mil homicidios han sido registrados entre 2019 y 2024, superando con creces los números de su predecesor, Enrique Peña Nieto.
En el México de fin de secenio, la violencia sigue siendo la protagonista. La estrategia de seguridad de López Obrador ha sido ampliamente criticada por su aparente contradicción: la militarización de las calles continuó, mientras los índices de homicidios se mantenían al alza.
Aunque hacia el final de su mandato se observa una ligera reducción en la violencia, el legado de su administración queda inevitablemente marcado por el derramamiento de sangre.
Récord ominoso
Las estadísticas reveladas por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) son contundentes: 193,612 homicidios en el sexenio de López Obrador.
Esta cifra representa un incremento del 23.16% respecto a los 157,198 homicidios registrados en el sexenio de Peña Nieto, que hasta ese momento se había considerado como el más violento de la historia reciente.
Seis años después, el gobierno de la autodenominada "Cuarta Transformación" no logró frenar el derramamiento de sangre en México, a pesar de sus promesas de cambio.
Promesas y contradicciones:
Bajo el lema de "abrazos, no balazos", López Obrador buscaba alejarse de la confrontación directa con el crimen organizado, prometiendo atacar las causas sociales que fomentaban la violencia.
Sin embargo, las cifras muestran que esa estrategia -o simulación frente al crimen- fue insuficiente. El año 2020 fue el más violento en la historia moderna del país, con 36,773 homicidios.
Incluso cuando los homicidios diarios cayeron de un promedio de 101 en 2018 a 82 en 2024, según Rosa Icela Rodríguez, la realidad es que los números absolutos de violencia siguieron siendo alarmantemente altos.
La sombra de la militarización:
A pesar de las promesas de López Obrador, la militarización de la seguridad pública se profundizó durante su mandato.
Lejos de priorizar la construcción de cuerpos civiles de seguridad, como lo había prometido, la Guardia Nacional se subordinó a las Fuerzas Armadas, replicando las políticas que, en teoría, la 4T había venido a combatir.
Esta contradicción debilitó la narrativa del gobierno y puso en duda la efectividad de sus políticas de seguridad. La pregunta es: ¿Fue realmente un cambio o solo una continuación de las fallidas estrategias del pasado?
Comparación con administraciones anteriores:
El contraste con gobiernos anteriores es evidente: A pesar de las críticas hacia Peña Nieto, el mandato de López Obrador terminó superando al suyo en términos de homicidios.
Según las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los homicidios durante la 4T no sólo no disminuyeron significativamente, sino que 2020 superó en violencia al 2018, el año más sangriento de Peña Nieto.
Aunque se observó una reducción en los últimos años (al pasar de 36,773 asesinatos en 2020 a 31,062 en 2023) no puede considerarse un éxito rotundo, especialmente cuando las bases del problema no se han resuelto.
Aun con la estadística oficial bajo acusaciones de “maquillada”, el sexenio de López Obrador cierra con un legado marcado por la violencia criminal.
Los más de 193 mil homicidios registrados durante su mandato revelan una cruda realidad: el enfoque social no logró frenar la violencia, y la profundización de la militarización no ofreció los resultados esperados.
Adiós Andrés Manuel López Obrador ojalá dejes a Claudia Sheinbaum gobernar. Tu promesa de transformar México quedó postrada ante la cruda realidad de un país que sigue siendo rehén del crimen organizado y la inseguridad.
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