📈 Finanzas Públicas en México: ¿Progreso real o simple ilusión? Analizamos el aumento de ingresos, los desafíos en recaudación y la sostenibilidad fiscal del país en 2024 💰🧐 #Economía #FinanzasPúblicas #México
Mexconomy / Región Global
| @Region_GlobalLa aparente robustez de las finanzas públicas mexicanas al primer semestre de 2024 ha sido objeto de halagos y celebraciones oficiales. Sin embargo, una revisión minuciosa de los datos sugiere que esta fortaleza podría ser más una ilusión que una realidad.
Veamos: mientras que los ingresos presupuestarios, la recaudación tributaria y la inversión en infraestructura han mostrado incrementos, el verdadero reto reside en la sostenibilidad y la calidad de estas cifras.
Este análisis examina las finanzas públicas mexicanas y destaca las inconsistencias y riesgos que podrían socavar el progreso económico del país en el mediano y largo plazo.
Ingresos Presupuestarios: No existe estabilidad fiscal a largo plazo
Los ingresos presupuestarios registraron un aumento del 5.3% real respecto al mismo periodo de 2023, lo que parece ser una señal positiva. Sin embargo, este incremento está impulsado en gran medida por componentes temporales y volátiles, como el alza en los precios del petróleo y un auge en los ingresos petroleros que se incrementaron en 8.5% real. Al interior, los ingresos de Pemex crecieron 35.6% real, lo que plantea nuevamente preocupaciones sobre la dependencia fiscal del país de un sector históricamente volátil.
El aumento en los ingresos petroleros es un alivio temporal en las finanzas públicas que poco sirve dada la situación financiera en general de Petróleos Mexicanos (PEMEX), pero también revela una falta de diversificación económica y una exposición continua a las fluctuaciones del mercado global de petróleo.
La estabilidad fiscal a largo plazo requiere una base de ingresos más diversificada y menos dependiente de las condiciones del mercado energético, que pueden cambiar rápidamente y sin previo aviso.
Recaudación: Estructura Tributaria Ineficaz
La recaudación tributaria mostró un crecimiento del 6.2% real respecto al mismo periodo del año anterior, marcando el mayor aumento desde 2016. Este logro, mientras que es encomiable, debe ser examinado con cuidado. La recaudación del IVA creció un 5.2% real, en sintonía con un consumo privado robusto. No obstante, la recaudación del ISR experimentó una disminución del 0.5% real debido a un incremento temporal en las compensaciones y devoluciones.
Este comportamiento dual sugiere una estructura tributaria que sigue siendo ineficaz en su capacidad para capturar ingresos de manera consistente y equitativa.
La caída en la recaudación del ISR plantea preguntas sobre la eficiencia de la administración tributaria y la equidad del sistema fiscal, donde las empresas y los individuos de altos ingresos pueden estar eludiendo su responsabilidad fiscal. La dependencia en el consumo como principal fuente de recaudación puede resultar insostenible, especialmente en un contexto económico incierto con bajo crecimiento económico.
La recaudación del IEPS experimentó un dramático incremento del 55.3% real, con un nivel del componente de combustibles 2.2 veces superior al del año anterior.
Sin embargo, estos aumentos están influenciados por factores externos, como la recuperación post-pandemia y ajustes en la política de precios de combustibles, que no garantizan un crecimiento continuo y tienen efectos regresivos sobre los consumidores más vulnerables.
Ingresos No Tributarios: La Ilusión del Excedente
Los ingresos no tributarios superaron las expectativas del programa en 36 mil millones de pesos, pero experimentaron una disminución real anual del 10.7%. Esto indica una inconsistencia en la generación de ingresos que podría reflejarse en la estabilidad financiera del sector público.
Por otro lado, los ingresos del IMSS, ISSSTE, y la CFE aumentaron un 5.8%, 3.5%, y 2.9% real anual, respectivamente, en el primer semestre del año. Aunque estas cifras superaron lo programado por 47 mil millones de pesos, la dependencia de los fondos paraestatales también puede ser una espada de doble filo. Las instituciones enfrentan crecientes demandas de servicios y se ven presionadas por déficits futuros en ausencia de gestiones adecuadas de su financiamiento.
Gasto Público: ¿Enfocado en el Desarrollo?
El gasto destinado a proveer bienes y servicios a la población incrementó 14.8% real anual, alineado con los objetivos del Presupuesto de Egresos de la Federación. Sin embargo, esta expansión del gasto plantea interrogantes sobre la eficiencia en la asignación de recursos y la calidad de los servicios públicos entregados.
La inversión en infraestructura creció un 18.5% real, impulsada por proyectos que buscan impactar el crecimiento económico y reducir la desigualdad regional. A pesar de este incremento, estas inversiones no están siendo canalizadas a proyectos verdaderamente transformadores. Son simplemente iniciativas de corto plazo sin un impacto duradero.
El gasto en desarrollo económico aumentó un 35.3% real, con un notable incremento del 64.2% en transporte y 35.5% en combustibles y energía. Aunque estas cifras parecen prometedoras, este gasto no está efectivamente contribuyendo a una base económica sólida y sostenible. Simplemente está inflado por proyectos de alto costo sin retorno claro de inversión.
El gasto en desarrollo social mostró un crecimiento del 8.9% real, el mayor registrado para el periodo, con incrementos notables en salud (17.9%), educación (8.9%), y protección social (8.1%). Sin embargo, al considerar la calidad y el impacto de estos gastos, especialmente en términos de resultados y calidad, todos se vienen abajo. No tienen impacto en la reducción de la pobreza y en la mejora de la calidad de vida de la población.
Costo Financiero: Problemas a Mediano Plazo
El costo financiero incrementó un 5% real debido al entorno financiero restrictivo y volátil. Aunque permaneció por debajo de lo programado en 36 mil millones de pesos, este aumento subraya la fragilidad de las finanzas públicas ante cambios en las tasas de interés globales y volatilidades del mercado.
La capacidad del país para manejar su deuda de manera eficiente enfrenta problemas. El aumento continuo en el costo financiero está consumiendo recursos destinados a inversiones productivas y gasto social. La falta de un enfoque claro para mitigar estos riesgos podría resultar en un problema de sostenibilidad fiscal a mediano plazo.
Participaciones Federales: Espacio de Inconsistencias
Las participaciones a entidades federativas y municipios crecieron un 6.5% real, reflejo de un aumento del 6.1% real en la recaudación federal participable.
Este incremento puede dar la ilusión de un reparto equitativo de los recursos federales, pero no aborda las disparidades persistentes entre las regiones y la eficacia de los fondos destinados al desarrollo local.
La dependencia de las entidades subnacionales (estados) de las transferencias federales, sigue siendo alta, lo que limita su capacidad para implementar políticas fiscales independientes y adaptadas a sus necesidades específicas. Además, esta centralización de recursos plantea un desafío para la transparencia y la responsabilidad fiscal a nivel local.
Déficit y Requerimientos Financieros: Preocupante
A pesar de que el déficit presupuestario se ubicó en 744 mil millones de pesos, 57 mil millones menos de lo programado, y el déficit primario en 136 mil millones de pesos, los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP) ascendieron a 821 mil millones de pesos. Aunque estas cifras parecen sugerir una gestión prudente, no abordan la creciente dependencia del endeudamiento y la necesidad de ajustes estructurales profundos.
El gobierno puede estar manejando el déficit de manera eficiente a corto plazo, pero una estrategia responsable en el manejo de la deuda debe considerar el impacto a largo plazo y la necesidad de reformas estructurales para garantizar la sostenibilidad fiscal sin comprometer el desarrollo económico y social.
Futuro Financiero Incierto
Al final, mientras que las finanzas públicas mexicanas muestran un panorama aparentemente positivo, un análisis más a fondo revela una serie de pendientes estructurales que deben ser abordados para asegurar un futuro sostenible: La dependencia de los ingresos petroleros y la recaudación tributaria basada en el consumo, junto con una estructura de gasto público que no es óptima, son indicadores de una fragilidad subyacente.
El gobierno de México no está enfocado en diversificar su base de ingresos, mejorar la eficiencia del gasto, y garantizar que las inversiones en infraestructura y desarrollo social generen un impacto duradero y positivo en la economía.
Sin una implementación de políticas fiscales responsables y la mejora de la administración tributaria no será posible enfrentar los retos de sostenibilidad y equidad social que el país enfrenta.
La ilusión de progreso actual podría desvanecerse rápidamente si no se asegura que las finanzas públicas realmente impulsen el crecimiento económico inclusivo y sostenible que México necesita.
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