Horacio De la Cruz S.
| @Region_GlobalHoy, el tipo de cambio ha superado las 19 unidades por dólar al cierre (19.1782).
Es decir, en la semana, la moneda mexicana se ha depreciado un 4%. Esto ocurre a pesar de que el martes previo, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, presentó su informe “Situación Económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública al segundo trimestre de 2024”.
En su visión optimista, México es un país sin problemas financieros y en crecimiento.
¿Qué ocurrió entonces? Simple: los mercados reaccionaron con escepticismo.
Para los inversores, el crecimiento trimestral de 0.2%, ligeramente superior al trimestre previo según el INEGI, es débil. Además, el aumento de los ingresos totales, un 5.3% en términos reales en el primer semestre de 2024, se basa en una presión insostenible sobre la recaudación tributaria.
La deuda pública del 47.2% del PIB comienza a registrar problemas en su manejo porque los programas sociales están basados en un incremento de la deuda y el ciclo de crecimiento de la economía mexicana se ha agotado.
Un crecimiento económico modesto, un mercado laboral que aparenta fortaleza, y una inflación en aumento en sectores clave, despiertan más inquietudes que certezas.
Además, la dependencia de la demanda interna está impulsada por el consumo, y la inversión privada presenta una concentración en sectores específicos como el automotriz. No existe diversificación en la inversión, por tanto no existe diversificación en la economía ni el empleo.
El mercado laboral de México, al desglosar los datos, revela una precariedad subyacente donde los empleos generados son informales o de baja calidad. Aunque los salarios han mostrado un aumento real del 5.7%, este crecimiento no es suficiente para reducir las crecientes brechas de desigualdad.
La inflación se mantiene como una espada de Damocles sobre la economía mexicana. Con un promedio del 4.8% al cierre de junio, sigue representando una amenaza significativa.
Las remesas, si bien han alcanzado un máximo histórico de 25,129 millones de dólares, plantean preguntas sobre la resiliencia de la economía nacional. La exposición a flujos externos deja a México vulnerable ante cambios en políticas migratorias y condiciones económicas en el extranjero, especialmente en Estados Unidos.
La inversión extranjera directa (IED), que ha alcanzado un récord de 20,313 millones de dólares en el primer trimestre, se concentra principalmente en el sector automotriz.
El sistema financiero privado muestra signos de fortaleza, con un crecimiento del crédito y niveles de capitalización adecuados. Sin embargo, la reciente depreciación del tipo de cambio, que alcanza aproximadamente un 14% en lo que va del año, revela preocupaciones sobre la estabilidad financiera a mediano plazo.
Las fluctuaciones del tipo de cambio van a incorporar un creciente impacto en la inflación y la deuda externa que, combinadas, van a erosionar a los consumidores y la estabilidad macroeconómica.
En este contexto, en dos meses más ocurrirá el cambio de gobierno en México, pero la dependencia de la demanda interna (consumo) y la inversión extranjera, junto con la volatilidad del tipo de cambio y los desafíos inflacionarios, seguirán constituyendo los riesgos más significativos que deben ser abordados con urgencia.
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