🚨 #Editorial: Puebla, la ciudad que perdió su tranquilidad, hoy enfrenta la violencia del crimen organizado 🔫 El ataque en el casino Big Bola deja dos muertos y tres heridos. ¿Dónde quedó la paz? 💔 📰

Editorial

Puebla, una ciudad que alguna vez gozó de tranquilidad cotidiana, hoy se encuentra atrapada en las garras del crimen organizado. Este martes, la ejecución de dos personas dentro del casino Big Bola de Sonata es un recordatorio brutal de cómo la violencia se ha infiltrado y convive en todos los rincones y estratos sociales. ¿Hace cuánto tiempo Puebla perdió su tranquilidad cotidiana? Pareciera que la respuesta yace en una serie de eventos que, desde las cañerías y el poder, han erosionado la paz de esta región, como otras más del país.

El crimen organizado ha permeado, poco a poco, silencioso y letal. Hace unos años, la captura en Puebla de capos importantes como Sergio Villarreal Barragán, alias "El Grande" de los Beltrán Leyva, o Eduardo Arellano Félix, uno de los hermanos líderes del cártel de Tijuana, parecían grandes victorias en la lucha contra el crimen organizado. "El Grande" fue detenido en 2010. Antes, en 2008, Eduardo Arellano Félix fue arrestado a unos kilómetros del casino Big Bola, en un operativo que destacaba la coordinación entre fuerzas federales y locales.

Sin embargo, estos triunfos quedaron como anécdotas aisladas. La violencia criminal no era un problema entonces, al menos no uno que afectara la vida diaria de los ciudadanos. Los tiempos han cambiado drásticamente. Antes, se detenía a los capos y la vida seguía su curso. Ahora, los capos andan sueltos y el demonio de la violencia también.

El ataque en el casino Big Bola no fue un hecho aislado ni fortuito. Cinco sicarios irrumpieron con armas largas, cuidando las entradas y sembrando el pánico entre los presentes. Dos hombres fueron ejecutados a sangre fría, y tres personas más resultaron heridas. Las autoridades han descartado que se tratara de un robo, confirmando un ataque directo, probablemente dirigido a un individuo conocido como "El Jaguar". La crudeza y la precisión del ataque nos obligan a cuestionar la eficacia de las medidas de seguridad y la capacidad de las autoridades para proteger a los ciudadanos.

Puebla ya no es el refugio seguro que alguna vez fue para su gente. Las promesas de seguridad y justicia se desmoronan frente a la realidad de un crimen organizado que actúa con impunidad. La Fiscalía General del Estado ha iniciado las diligencias correspondientes, pero como en todo lo que ha sucedido con intensidad un par de años atrás: ¿será suficiente? ¿Cuántas personas más deben morir para que realmente veamos un cambio?

La violencia que antes parecía lejana ahora es nuestra compañera diaria. Puebla necesita más que promesas y operativos temporales. Necesita una estrategia real, una voluntad política firme y un compromiso inquebrantable para devolver la paz.

Estamos frente a un cambio de gobiernos. En la presidencia tomará posesión Claudia Sheinmbaim acompañada por Omar García Harfuch. En Puebla concluye el gobierno transicional de Sergio Salomón Céspedes Peregrina y llega un hombre con experiencia política y de gobierno: Alejandro Armenta Mier.

Ojalá Alejandro Armenta haga suyo el reclamo de seguridad: No podemos seguir viviendo con el temor de que el próximo ataque nos encuentre desprevenidos en cualquier lugar. Es hora de que las autoridades actúen con la misma determinación que los criminales que amenazan nuestra seguridad.

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