La Agencia Meteorológica de Japón (JMA) emitió inicialmente una alerta de tsunami importante, la primera desde el desastre de 2011, para la prefectura de Ishikawa. Sin embargo, la alerta fue posteriormente rebajada y finalmente reducida a un aviso, brindando cierto alivio a las comunidades afectadas. El Servicio Geológico de Estados Unidos calificó este sismo como el más fuerte en la región en más de cuatro décadas, marcando así un hito en la historia reciente de la actividad sísmica.
El impacto del terremoto se manifestó en olas de aproximadamente un metro a lo largo de la costa occidental de Japón y afectó también a la vecina Corea del Sur.
Como puede observarse en el material gráfico, casas fueron destruidas, incendios se desataron y la magnitud de la emergencia llevó a la movilización de personal militar para colaborar en las operaciones de rescate, según informó Yoshimasa Hayashi, portavoz del Gobierno japonés.
En medio de la tragedia, se reportó la muerte de un anciano en la ciudad de Shika, Ishikawa, después de que un edificio colapsara debido al sismo. Además, alrededor de 30 mil hogares quedaron sin electricidad y se estima que casi 100 mil personas fueron evacuadas de diversas prefecturas afectadas por el desastre.Las autoridades japonesas enfrentan ahora el desafío de coordinar esfuerzos de rescate, brindar asistencia a los damnificados y evaluar los daños a medida que la nación se recupera de este impactante inicio de año marcado por la furia de la naturaleza.
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