La figura de Xóchitl Gálvez, que alguna vez irrumpió con fuerza en la escena, se encuentra actualmente sometida a las dinámicas partidarias del Frente Amplio por México (FAM), compuesto por el PRI, PAN y PRD.

En un análisis crítico presentado por Raymundo Riva Palacio en su columna "Estrictamente Personal", se destaca la transformación de la precandidata presidencial, que ha pasado de ser una figura fresca y espontánea a convertirse en una política convencional, apagada y sin el respaldo necesario para ganar en las elecciones del 2024.

La columna señala que Gálvez ha sido víctima de la "mediocridad partidocrática" que la ha relegado a un papel secundario, alejándola de la vitalidad y el histrionismo que la caracterizaban inicialmente. Riva Palacio argumenta que los partidos que integran el Frente Amplio están más enfocados en disputas internas y el reparto de candidaturas para las cámaras que en construir una candidatura presidencial sólida y competitiva.

La falta de apoyo real por parte de los partidos ha dejado a Gálvez empantanada en una precampaña que inició con impulso pero que, según el análisis, ha perdido fuerza y originalidad. La columnista destaca que la precandidata no ha evolucionado en su mensaje ni ha sido respaldada por los partidos en su búsqueda de apoyo popular. En lugar de proyectarse como una opción fuerte, se la describe en caída, un fenómeno que contrasta con la fuerza inicial que exhibió tras su controvertida entrada a Palacio Nacional el 12 de junio de este año.

La columna también revela que, según Riva Palacio, en círculos políticos se ha sugerido reemplazar a Gálvez, aunque se reconoce que no hay una opción mejor para la oposición en la contienda presidencial. La aparente desilusión de la precandidata, expresada en reuniones privadas donde se duda de su capacidad para ganar, plantea un desafío adicional para el Frente Amplio.

De acuerdo con Riva Palacio, Gálvez necesita recuperar su histrionismo y pasión original para destacar en la contienda, pero también insta a los partidos a aceptar las nuevas reglas del juego dictadas por el electorado. La pregunta central es si los líderes partidarios estarán dispuestos a abandonar las restricciones impuestas a Gálvez y permitir que su autenticidad y temeridad resurjan como elementos clave en su campaña.

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