Cuautlancingo, Puebla.- El fuego, despiadado y voraz, consumió sin piedad el hogar de una familia, reduciendo a cenizas su refugio, sus recuerdos y su patrimonio acumulado a lo largo de los años.
El incendio, que estalló con una furia impredecible, desató el caos en la despejada calle. Bomberos del municipio, se apresuraron al lugar para enfrentarse al fuego, pero fue demasiado tarde, la lumbre devoró todo a su paso.
En medio del caos, la familia afectada observó impotente cómo el fuego devoraba cada rincón de su hogar, reduciendo a cenizas su patrimonio.
La voz entrecortada de la afectada comentó: "Lo bueno es que estamos bien".
Sus ojos reflejan la tristeza de ver cómo sus enseres domésticos se consumen aún en las brasas, mientras intenta encontrar consuelo en la seguridad de que la familia sobrevivió a la vorágine infernal.
Aunque solo se reportaron daños materiales y ningún miembro de la familia resultó herido, el incendio se llevó consigo algo más que objetos. Dejó tras de sí una cicatriz en la vida de esta familia, que perdió lo que comúnmente llamamos hogar.
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