Esta mañana en el Libramiento de Perote, a la altura de Lara Grajales, Puebla, se detuvo a un chofer con un tractocamión que transportaba alrededor de 40 mil litros de huachicol. ¡Sí, 40 mil litros!

Puebla de Zaragoza, Pue.- Después del saldo rojo en Xonacatepec, de al menos 5 muertos y 2 heridos por disputa -en este caso de bandas de huachigaseros-, es claro que ningún hecho relacionado con el huachicol es un delito aislado.

Los hechos registrados esta mañana en Lara Grajales, son otro ejemplo de la alarmante persistencia del robo de combustible en el estado de Puebla, un problema que ha llegado a alcanzar dimensiones descomunales.

Hace un año, Puebla ya ocupaba el tercer lugar en esta actividad delictiva a nivel nacional, y, lamentablemente, la situación no ha experimentado mejoras sustanciales desde entonces. El incremento de tomas clandestinas en el estado durante el último año es un indicador claro del problema. Actualmente las conexiones irregulares suman más de mil.

El año pasado, la Fiscalía General de la República (FGR) proporcionó datos que revelan la gravedad del problema. De enero a octubre del año pasado, Puebla acumuló 479 tomas clandestinas, colocándola en la cuarta posición a nivel nacional, solo por debajo de Hidalgo (con 3,056 tomas), Estado de México (1,173) y Tamaulipas (492). Sin embargo, en diciembre del año pasado, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció cifras aún más alarmantes. De enero a noviembre de 2022, Puebla había acumulado un total de 916 tomas clandestinas, situándose en el tercer lugar nacional, superada únicamente por Hidalgo, con 5,269 tomas, y el Estado de México, con 2,056.

A pesar de los llamados y los esfuerzos esporádicos para combatir el huachicol, el delito sigue prosperando. La falta de medidas efectivas, sanciones contundentes y estrategias de prevención adecuadas ha permitido que el robo de combustible se arraigue en Puebla y afecte negativamente a su sociedad.

Las consecuencias del huachicol son devastadoras. No solo se trata del robo de recursos naturales y económicos, sino que también representa un peligro constante en temas de seguridad, sobre todo cuando se trata de grupos del crímen organizado.

La violencia derivada de este delito se ha vuelto una amenaza cotidiana.

Puebla ha visto trastocada la vida de varias comunidades por el huachicol. La falta de acción y de resultados sólo perpetúa el problema y mantiene a Puebla en un nada honroso tercer lugar en esta actividad delictiva.

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