Allá por los noventa del siglo pasado, recuerdo a un Nacho Mier en Puebla, cordial, haciendo relaciones públicas con personajes políticos de todos los tamaños.

Siempre ligado a Manuel Bartlett, a la administración pública poblana y al PRI, veía a un político esforzado a ras de piso. Saludador y ligero, aparecía en equis cantidad de eventos políticos y restaurantes.

Años después, al igual que Manuel Bartlett (no lo cuente en voz alta), se hizo inversionista de medios de comunicación en la ciudad de Puebla, se mantuvo vinculado al ex gobernador y al llegar a la 4T la suerte le sonrió aún más. El liderato de la bancada de Morena en San Lázaro, la agenda legislativa que ha coordinado y la cercanía que cultivó con el presidente Andrés Manuel López Obrador, le permitieron aspirar al gobierno de su estado.

Llegó a la encuesta de Morena, pero ya no de la mano de Manuel Bartlett quien, ya se sabe, es de los hombres más influyentes y cercanos al presidente López Obrador.

Como ninguno de los contendientes interesados en gobernar alguna de las nueve gubernaturas en juego, Nacho Mier hizo una inversión de cientos de millones de pesos en publicidad y propaganda política.

Con todo, no fue designado Coordinador de la Defensa de la Cuarta Transformación en Puebla y a juzgar por la reacción de las redes sociales, no ocurrió en su personalidad la ‘transformación’ de dirigente a líder político.

Siempre acompañado de Fernando Manzanilla Prieto, de origen Morenovallista y de Fernando Alberto Crisanto Campos, también Morenovallista, no se sabe si le hicieron bien o fue más el daño que le causaron. Particularmente creo que son personajes que arrastran un pasado oneroso y tienen muchos difuntos enterrados (políticamente hablando). Lo admitan o no, restan más de lo que suman. Acompañen a quien sea y donde sea, todo mundo sabe que lo único que representan son sus intereses

Tal vez Nacho Mier les deba algo, no lo sé, pero lo cierto es que si pensaban cobrarle alguna factura importante, ya no lo podrán hacer. La razón es simple: a Nacho Mier no le alcanza. Tras su berrinche al perder la Coordinación de la 4T en Puebla, con mucha dificultad podrá ser Senador de la República, pero nada más. Ya no podrá ser gobernador de Puebla, esa posición tan codiciada que hace disponer discrecionalmente al gobernante en turno de buena parte de un monto aproximado de 120 mil millones de pesos cada año.

En teoría ‘el gran perdedor’ puede negociar posiciones y cargos públicos. Si la estructura que presume Nacho Mier (su movimiento, como le llama) en verdad es tan grande, puede ser que Alejandro Armenta, Mario Delgado y el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, tengan oídos para escucharlo. En caso contrario, si la estructura sub morenista que tanto cacaraquea no es tan grande, ni tan real y mucho menos leal a Morena, se le va a complicar cualquier negociación.

Por el momento, eso que llama Instituto Mexicano para la Transformación, sólo ha servido para arroparlo tras su entendible berrinche, pero si es usado como ariete en contra de Alejandro Armenta, las cosas se le van a complicar al diputado Mier.

Cuando uno observa los cargos en disputa frente a la inmensa lista de intereses, aún en el mejor escenario posible para Morena, la cobija no es tan grande para que Nacho cubra a sus principales operadores con ella.

La senaduría, una que otra diputación (por aquello de que alguien cercano a Nacho necesite fuero) y la vigencia de sus convenios actuales con el gobierno del estado, será para lo que le alcance al líder de los diputados federales de Morena, cargo que aún ostenta pero que hoy también está en extinción.

Horacio De la Cruz S. | Twitter: @hcsblog | HCSblog