La economía mexicana ha sido testigo de un respiro en los últimos seis meses, con un crecimiento continuo que parecía ofrecer esperanzas de un futuro más prometedor.

Sin embargo, los últimos datos proporcionados por el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), han encendido nuevamente las alarmas.

A pesar de los números positivos, se vislumbra una desaceleración en el poder adquisitivo de las familias, lo que plantea la cuestión: ¿por qué la economía mexicana no ha logrado crecer significativamente en la administración de Andrés Manuel López Obrador?

El IOAE ha revelado un crecimiento del 0.80 por ciento en el tercer trimestre, con un crecimiento anual del 3 por ciento. Estas cifras, aunque en general alentadoras, reflejan la variación económica más baja de los últimos seis meses y sugieren una tendencia a la desaceleración desde junio.

Los expertos del Banco Base advierten que, si esta tendencia de desaceleración continúa en el cuarto trimestre, México podría cerrar el año con un crecimiento anual de aproximadamente el 3.42 por ciento.

Un buen número. Sin embargo, en caso de un estancamiento en los últimos meses, ese crecimiento podría reducirse al 3.21 por ciento.

Estas cifras están en línea con las estimaciones de la Secretaría de Hacienda y organizaciones internacionales, que predicen un crecimiento moderado para México en 2024, en el rango de entre 2.5 y 3.5 por ciento.

Si lo anterior sucede, México habrá crecido menos de uno por ciento en promedio durante el sexenio de López Obrador.

Vuelvo a la pregunta: ¿por qué la economía mexicana se ha estancado en los últimos años con AMLO?

Varios factores pueden contribuir a esta tendencia. La incertidumbre económica y política por la constante confrontación presidencial con todo órden de instituciones, algunos grandes empresarios y proyectos costosisimos que no operan y no ofrecerán resultados positivos en mucho tiempo; la falta de inversión pública que se refleja en un rezago de infraestructura en casi todo el país y la enorme burocracia patrocinada por un modelo de gasto opaco que, entre otros factores, no acredita con veracidad los beneficios que supuestamente reciben amplios grupos de población.

Finalmente, están los problemas estructurales que se han profundizado en este sexenio (como PEMEX y CFE) y que han sido un lastre para el crecimiento.

Se presume mucho que millones salieron de la pobreza en los últimos años, pero ojo con las señales de desaceleración en el poder adquisitivo de las familias, porque de confirmarse la tendencia estaremos en franco retroceso.

Horacio De la Cruz S. | Twitter: @hcsblog | HCSblog