El estado de Puebla viene de un período de estancamiento económico notable.

Como señalan los datos proporcionados por el INEGI en su "Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal", no hay lugar para el optimismo desbordado y eso lo sabe el secretario de Economía, Jorge Emilio Barrera Novelo.

Es pertinente hacer un examen del panorama económico de la entidad, teniendo en cuenta los antecedentes disponibles y las consecuencias económicas y sociales de su débil crecimiento.

Antecedentes

Puebla, históricamente, ha sido un estado con una economía diversificada, que incluye sectores como la manufactura, la agricultura y el turismo. A lo largo de los años, ha experimentado un crecimiento constante y se ha destacado por su contribución a la producción industrial y agrícola en México.

Sin embargo, los datos de los últimos años indican un cambio preocupante. Después de un largo periodo de crecimiento débil, la contracción económica del 0.3 por ciento en el último trimestre de 2022 y la caída del 1.7 por ciento en el primer trimestre de 2023 reflejan una desaceleración económica preocupante.

Consecuencias

Empleos de mala calidad y reducción de ingresos: Los programas sociales han contribuido a reducir la tasa de desempleo, pero eso no quiere decir que los problemas de bajos ingresos estén arreglados. Uno de los efectos más inmediatos de un crecimiento económico débil es el aumento de los empleos de mala calidad. La contracción económica conduce a la pérdida de empleos de calidad, lo que, a su vez, reduce los ingresos disponibles para las familias. La población se ve afectada por la disminución del poder adquisitivo (-30%) y la calidad de vida, que es justo lo que está pasando en Puebla.

Deuda Pública: Los gobiernos de Puebla han venido incrementando el endeudamiento para compensar la falta de ingresos fiscales durante este período de crecimiento débil. Esto ya genera preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda a largo plazo.

Inversión y Desarrollo Tecnológico: Otro de los efectos que estamos viendo en Puebla es la disminución de la inversión en nuevos proyectos y la innovación que ya limitan el potencial de crecimiento futuro y la competitividad de la economía poblana.

Desigualdad: La desaceleración económica está agravando las desigualdades no obstante se presume mucho una reducción marginal de la pobreza. Lo cierto es que las personas con ingresos más bajos, especialmente las mujeres, y dentro de ellas las indígenas, son las más afectadas. La mala calidad del empleo y la mala política presupuestal (como en el caso de los servicios de salud) están afectando más a los grupos vulnerables de manera desproporcionada.

Pérdida de relevancia económica: Puebla viene registrando una disminución de su contribución al Producto Interno Bruto (PIB) nacional, esto ya tiene consecuencias: la entidad tiene una menor atención por parte de los inversionistas privados, independientemente de la menor importancia que se observa por parte del Gobierno Federal.

Puebla refleja una serie de desafíos económicos y sociales que deben ser abordados de manera efectiva. Un crecimiento débil está afectando, como una enfermedad silenciosa, y va a tener consecuencias a largo plazo en el empleo, los ingresos de las personas, la competitividad y el desarrollo de las regiones del estado.

Interpretar con optimismo las cifras económicas no ayuda en nada. Trasciende que el secretario de Economía, Jorge Emilio Barrera Novelo, llegó, justo, para cambiar las cosas. No se entiende por qué tardan tanto en adoptar políticas que fomenten la inversión, la innovación y la diversificación económica. Si la inacción gubernamental sigue igual, no se podrá revertir la tendencia débil de la economía y restablecer un crecimiento económico sólido y sostenible en Puebla.

Horacio De la Cruz S. | Twitter: @hcsblog | HCSblog