Cuando Alejandro Armenta abandonó el PRI, lo hizo por la puerta de atrás.

Ofreció al obradorismo estructura territorial que, como presidente del CDE del partido recibió en una base de datos que identificó y fue reestructurando, como activos personales.

Morena, urgida de lo que Alejandro cargaba en una USB, más otros elementos controvertidos, aceptó negociar con el ex presidente del CDE del PRI en Puebla y, vía Ricardo Monreal, consiguió la candidatura que lo colocó en el Senado de la República.

Así, el hijo político del ex gobernador Mario Marín Torres (a quien juró lealtad por siempre, le beso la mano y le decía que era como “su padre”), se colocaba en la recta final de la codiciada candidatura al gobierno del estado de Puebla.

Publicó un par de libritos, regaló arbolitos y comenzó a colocar modestas lonitas en los municipios de la entidad, pensando que con eso le alcanzaría para encabezar la lista para coordinar la defensa de la 4T en Puebla.

En el camino, desde el senado, logró hacer presidencial un enfrentamiento absurdo con la ministra presidenta de la SCJN, Norma Piña, revelando un conjunto de comunicaciones vía WhatsApp que, en sentido estricto, no significaron prueba alguna de las amenazas o intimidaciones que interpretó en su contra muy a modo.

Otros capítulos en el senado revelaron su disposición funcional como aquella noche en la que cada 10 minutos se aprobaron las reformas estatutarias que previamente había votado la Cámara de Diputados, incluido el famoso Plan B de López Obrador, que finalmente la SCJN desechó.

Pero fue todo, Alejandro Armenta jamás pudo acreditar su obradorismo, o su capacidad de operador legislativo eficiente. El mandamás y dueño de Morena, siempre lo vió distante y, básicamente, como parte del equipo variopinto de Ricardo Monreal.

Con Claudia Sheinbaum no puede presumir cercanía. Mucho menos con el factor que opera desde la alcoba presidencial, y que mantiene vínculos estrechos con Puebla.

Así que no dudo que entre con calzador a la lista que modificará Morena a través de su Comité de Elecciones en unos días más. Pero esa ampliación de la lista no es para definir al virtual candidato o candidata al gobierno de Puebla, sino para atemperar los ánimos de sedición al interior de Morena.

Alejandro Armenta, al menos en esta entrada, no va en la carrera por la gubernatura de Puebla. Dice que tienen buenos números, pero simplemente no está en el ánimo de la nomenklatura obradorista.

Horacio De la Cruz S. | Twitter: @hcsblog | HCSblog