Con todo, nada le impidió que se lanzara de nuevo contra sus opositores y ante sus seguidores afirmó: “no hay nada que temer” porque “ni disfrazándose los otros van a regresar”.
Y como en esas obras teatrales cortas de farsa y calamidad, vociferó: “No, eso no, porque soy maderista: sufragio efectivo no reelección”, cuando algunos presentes le gritaban ¡Seis años más! y ¡Quédate!
“Pero no hay nada que temer, ya este pueblo se echó a andar, el pueblo es mucha pieza ¿o no es así? Ya cambió la mentalidad del pueblo. ¿Ustedes creen que van a regresar los corruptos? Estoy apunto de hacer una señal de Campeche: ¡Toma tu Champotón! Ya no, ni disfrazándose, ahí queriendo engañar, no, esto ya es otra realidad”, afirmó.
Mientras tanto, al fondo, al lado izquierdo se oyó una voz que gritó: ¡Ya siéntese, señor!.
Algunos asistentes de primera fila rieron discretamente, aunque muy rápido recobraron la solemnidad.
Y debió sentarse porque durante el evento con motivo de la inauguración de la Avenida Colosio y Distribuidor Aeropuerto Cancún, desde Quintana Roo, nuevamente lució cansado.
Las crónicas puntuales señalan que llegó a Cancún pasadas las 2 de la madrugada de este domingo, luego de salir ayer por la mañana a bordo del Tren Maya desde Mérida, en un recorrido de prueba, a baja velocidad y con varias paradas por averías en ese transporte tan polémico que guarda un gran parecido al tren ligero que corre de Xochimilco a Taxqueña en la Ciudad de México.
Pero el presidente cacareó la obra de mil 554 km a través de toda la península de Yucatán, y presumió que no hay ninguna otra así en el mundo entero.
“Tengan para que aprendan. No hay una obra así en todo el mundo”, dijo.
Atrás quedó el desaire a la gobernadora Mara Lezama, de Quintana Roo. López Obrador sudo la guayabera con un discurso a ratos serio, a ratos cansado, pero apapachador, sobre todo con Layda Sansores a quien le remarcó la importancia de que él, el presidente, haya escogido su estado para rendir su Quinto Informe de Gobierno.
Layda, sentada a unos metros, correspondió con un beso soplado y una amplia, muy amplia sonrisa.
Una arenga más, un acto más de Andrés Manuel López Obrador, metido de lleno en la política electoral, en la polarización, en ausencia de las corcholatas que esperan nerviosas el desenlace sucesorio de la 4T.
Horacio De la Cruz S. | Twitter: @hcsblog | HCSblog
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