Vamos a hablar de un tema importante, sin los aires de superioridad moral que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) volvió a mostrar esta mañana. En México, la democracia y el cambio de poder son cosas fundamentales para tener un sistema político sano y en constante mejora.

AMLO parece no estar muy interesado en la alternancia, más bien le gusta la idea de ser el gran líder, como "Don Perpetuo Mandamás".

Pero, en una democracia, es crucial tener opciones y no poner a una sola persona en un pedestal, especialmente cuando su gobierno ha sido tan decepcionante y ha desencadenado problemas graves como la violencia exacerbada y la mortandad.

Esta mañana, AMLO mencionó que hay un grupo minoritario que desea regresar a tiempos en los que se sentían dueños de México, cuando el país estaba en manos de una minoría, en una especie de República simulada, que en realidad era una oligarquía disfrazada de democracia. Él insiste en que la oposición está tratando de volver a eso, y que simplemente no ve futuro en ello, refiriéndose al Frente Amplio Por México.

Con este argumento, que ha repetido de muchas maneras, desde ahora asoma la negación que tiene para entregar el poder a cualquiera que no esté dentro de su movimiento.

También dijo esta mañana que no cualquiera puede gobernar el país. Y sí, es cierto que necesitamos líderes con experiencia y habilidades, pero es francamente lamentable que él se asuma como el único calificado para decidir quién puede o no sucederlo en el cargo, a pesar de su mal desempeño.

AMLO parece creer que tiene un mandato divino para gobernar, a pesar de los resultados tan lamentables de su gestión.

La democracia funciona cuando la sociedad se involucra y cuando hay competencia entre diferentes grupos políticos. Para vivir en democracia se necesita que el gobernante y su grupo en el poder respeten las reglas y no intenten de nueva cuenta acumular demasiado poder en una sola persona.

Este último punto es crucial para el futuro de México, y esperamos que el próximo poder legislativo limite las facultades metaconstitucionales que López Obrador se ha atribuido en base a su supuesta superioridad moral.

México vive tiempos de cambio. Recordemos que la democracia implica tener opciones, respetar las reglas y no creer que uno, y solo uno, es el mesías.

Por ahora, parece que el presidente solo está dividiendo a la gente y dificultando que todos puedan expresarse y ser escuchados. Pero va más allá: comienza a hacer evidente que no quiere entregar el poder si pierde en las elecciones del 2024.

Horacio De la Cruz S. | Twitter: @hcsblog | HCSblog