Un panorama financiero inestable comienza a perfilarse en el transcurso del actual mandato presidencial encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Hasta el pasado mes de junio, los registros de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público revelan un incremento del 19.6% en términos reales en la deuda neta del Gobierno federal, alcanzando la suma de 11.919 billones de pesos, todo ello ajustado en valores constantes hasta junio de 2023.

Paralelamente, la deuda consolidada que abarca a las entidades paraestatales, el sector bancario de desarrollo y otros entes, experimentó una disminución del 34.9%, situándose en 2.270 billones de pesos.

Este crecimiento en la deuda gubernamental encuentra su origen en gran medida en los proyectos emblemáticos de la administración, tales como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), el Tren Maya y la Refinería Dos Bocas.

Asimismo, se ha visto influenciado por las transferencias financieras destinadas a empresas estatales como PEMEX, a la cual se le han inyectado más de 720 mil millones de pesos, de acuerdo a una presentación proporcionada por la propia entidad petrolera. No debe pasarse por alto que también se ha procedido a una reducción de las obligaciones tributarias de PEMEX por un total de 416 mil millones de pesos.

En términos de dólares, las transferencias efectuadas a PEMEX alcanzan aproximadamente los 65 mil millones de la divisa estadounidense.

Deuda en el Sector Bancario y Empresas Estatales:

En otro ámbito, la disminución de la deuda consolidada medida en pesos que afecta a las empresas paraestatales, el sector bancario de desarrollo y otros organismos afines, halla su causa en la depreciación del dólar, que ha fluctuado desde 20.26 hasta 17.24 desde el inicio del actual sexenio en noviembre de 2018 hasta junio pasado.

Además, es importante señalar la reducción en el endeudamiento externo del sector bancario de desarrollo, la cual ha totalizado 4,414.2 millones de dólares entre los años 2021 y 2023.

Desafíos de Planificación:

El incremento en la deuda ha sido un proceso que ha permeado la totalidad del mandato de Andrés Manuel López Obrador. Esto se debe a que el Gobierno federal ha tendido a sobrevalorar sus ingresos en los presupuestos, lo que ha culminado en la necesidad de recurrir a la financiación y en la implementación de recortes en diversos programas con el fin de atender sus compromisos prioritarios.

Aunque el Gobierno en funciones sostiene que no se ha incurrido en endeudamiento, las cifras presentadas hasta junio del corriente año reflejan un aumento real del 5.5% en el saldo total de la deuda del sector público federal, el cual engloba tanto al Gobierno como a sus empresas, el sector bancario de desarrollo y otros entes conexos. Esta deuda total se eleva a la cifra de 14.189 billones de pesos, en comparación con los valores registrados en noviembre de 2018.

En términos relativos con respecto al Producto Interno Bruto anual, el saldo de la deuda neta del sector público federal se sitúa en un 46.2%.

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