Las recientes elecciones del 4 de junio han dejado evidencia la precaria situación del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que perderá su registro en el Estado de México y Coahuila.
Estos resultados refuerzan la imagen de un partido marginal y sin relevancia en el panorama político actual.
El PRD se ha convertido en una fuerza política que genera más rechazo que adhesiones, al igual que el PRI.
Políticos como Eduardo Rivera, alcalde de la ciudad de Puebla, deberían reflexionar sobre sus alianzas con un partido que está más interesado en beneficios personales y familiares, que en la competencia democrática.
El domingo 4 de junio arrojó un veredicto sobre lo que el PRD es para los ciudadanos: Con el 99.95% de las actas capturadas, los resultados del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) en el Estado de México indican que el PRD solo obtuvo el 2.9% de la votación, equivalentes a 183,079 votos. En Coahuila, con el 100% de las actas capturadas, el PRD recibió únicamente el 2.7% de los votos, lo que se traduce en 35,792 sufragios. Estas cifras están por debajo del mínimo requerido del 3% establecido por la Ley General de Partidos Políticos para mantener el registro.
Así que el PRD pierde su registro en 17 estados en dos años. Esto es una clara muestra del declive del PRD.
Para los ciudadanos este partido ha dejado de ser una opción política y se ha convertido en un grupo pequeño e irrelevante. Más que contribuir a la democracia, es un lastre que se aprovecha de políticos ambiciosos y sin escrúpulos para sangrar los recursos públicos de los gobiernos.
Eduardo Rivera, del Partido Acción Nacional (PAN), ojalá entienda el rechazo generalizado hacia los partidos políticos y sus “líderes” parias.
Si el alcalde de Puebla desea ganarse la confianza de los ciudadanos, debe deshacerse rápidamente de sus compromisos con el PRD. La ciudadanía está cansada de pagar por los caprichos y compromisos de los políticos.
El PRD se encuentra en una situación precaria y su pérdida de registro en el Estado de México y Coahuila es solo un reflejo de su profundo declive. Este partido no tiene futuro ni aporta nada y cuesta mucho a los ciudadanos. En mi opinión, es necesario que los partidos políticos que pierden registro por el profundo desprestigio que cargan, desaparezcan cuanto antes para fortalecer la democracia.
Horacio De la Cruz S. | Twitter: @hcsblog | HCSblog
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