En el encriptado juego político de Morena, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, se ha establecido una peculiar estrategia para mantener la unidad: un sistema de compensaciones y concesiones en el que los perdedores también obtienen beneficios.

Sin embargo, la estrategia plantea interrogantes sobre la verdadera estabilidad en el proceso sucesorio del partido en el gobierno. ¿Es cierto que aquellos aspirantes que no logren obtener la anhelada candidatura serán compensados con posiciones destacadas, como integrantes del gabinete, jefes de bancada o incluso con candidatos para gobiernos estatales?

La respuesta a esta pregunta es tan vaga como la promesa misma. Por más que hayan suscrito un acuerdo los aspirantes, conocidos como "corcholatas", son conscientes de que esta fórmula de reparto de poder evoca prácticas pasadas del PRI, y como tal no les garantiza una permanencia segura en los cargos prometidos, una vez que el sucesor o sucesora de López Obrador llegue al poder.

A excepción de Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, quienes son considerados verdaderos contendientes, los otros aspirantes sólo buscan obtener poder y, al mismo tiempo, asegurarse de no ser desplazados por el próximo presidente o presidenta de México en caso de que Morena triunfe en las próximas elecciones.

En este contexto el próximo domingo se darán a conocer los lineamientos dictados por el presidente López Obrador al Consejo General de Morena, marcando así el punto de partida de una carrera sucesoria que se vislumbra complicada e incierta.

Si Claudia Sheinbaum, actual jefa de gobierno de la Ciudad de México, decide no renunciar y los lineamientos le permiten mantener su posición o retornar después de la encuesta, es probable que la inconformidad, especialmente por parte de Marcelo Ebrard, sea evidente, y esto podría conducir a una ruptura con Morena.

Resulta difícil creer que López Obrador haya resistido la tentación de elegir a su sucesor y esto quedará claro el domingo. Sobre todo cuando el presidente, con su carisma y liderazgo, ha sido un factor determinante en la consolidación de Morena como la fuerza política dominante en México.

Si después del domingo el Consejo General de Morena profundiza la falta de claridad y transparencia en la elección de su candidato o candidata, se abrirá la puerta a la incertidumbre y la especulación, lo cual podría causar un gran daño a un proceso que se creía bien gestionado por el propio presidente Andrés Manuel López Obrador.

Horacio De la Cruz S. | Twitter: @hcsblog | HCSblog