Tras las recientes explosiones y lluvia de ceniza provenientes del volcán Popocatépetl, la ciudad de Puebla experimentó ayer por la tarde la caída de lluvia ácida.

Puebla de Zaragoza, Pue.- Las explosiones volcánicas liberan una gran cantidad de gases y partículas, incluyendo dióxido de azufre (SO2) y dióxido de nitrógeno (NO2), así como partículas finas de ceniza. Estos elementos pueden interactuar con el vapor de agua en la atmósfera, formando ácido sulfúrico (H2SO4) y ácido nítrico (HNO3). Estos ácidos se combinan con las gotas de agua en las nubes y, posteriormente, caen a la Tierra en forma de lluvia ácida.

La presencia de cenizas volcánicas en la atmósfera también contribuye a la acidez de la lluvia. Las cenizas contienen compuestos químicos, como óxidos de azufre y nitrógeno, que se disuelven en el agua de las nubes, aumentando así la acidez de la lluvia.

La lluvia ácida puede tener efectos dañinos en el medio ambiente, como la acidificación de cuerpos de agua, el deterioro de la vegetación y la corrosión de estructuras. Sin embargo, es importante destacar que la lluvia ácida causada por erupciones volcánicas tiende a ser más localizada y de corta duración en comparación con los impactos de la lluvia ácida generada por actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles.

La exposición a la lluvia ácida puede tener efectos negativos en la salud humana, especialmente cuando se produce en niveles elevados o se está expuesto de forma prolongada. Algunos de los efectos perjudiciales incluyen problemas respiratorios, irritación de la piel y los ojos, problemas cardiovasculares y contaminación del agua potable.

La lluvia ácida puede irritar las vías respiratorias y agravar condiciones como el asma y la bronquitis, lo que puede resultar en dificultades para respirar, tos, irritación de los pulmones y aumento de la susceptibilidad a infecciones respiratorias.

Además, puede causar irritación en la piel y los ojos, manifestándose en enrojecimiento, picazón, quemaduras y molestias. Se ha sugerido que la exposición a largo plazo a la lluvia ácida podría estar relacionada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Asimismo, la infiltración de la lluvia ácida en cuerpos de agua puede afectar la calidad del agua potable, volviéndola menos segura para el consumo humano.

Ante esta situación, evita la exposición directa a la lluvia ácida, protégete con ropa adecuada y busca refugio en interiores.

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