De nada sirve que el presidente del Tribunal Electoral, Reyes Rodríguez, demande a los diputados diálogo y revisión de la reforma constitucional que limita las atribuciones del órgano.
La prioridad de la Junta de Coordinación Política es -valga la redundancia- política, y sólo realizarán algunos cambios en el proyecto de dictamen para aprobarlo en la Comisión de Puntos Constitucionales en un procedimiento exprés.
A diferencia de lo que ocurre en la cámara de senadores donde Alejandro Armenta ha sido vapuleado reiteradamente por la oposición, el también coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, camina seguro en el pantano de San Lázaro.
Los diputados de oposición, tibios, casi fríos, se quejan de que "es preocupante" que se haya rechazado la petición de los magistrados electorales y que se haya aprobado el dictamen sin tomar en cuenta la demanda de diálogo y revisión de la reforma. Pero no hacen nada más (porque les conviene) frente a las prisas para que la Junta de Coordinación Política apruebe la reforma.
Por ello, con una soltura, como torero, con un tercio de varas, Nacho Mier sólo ha dicho que en la reforma se garantizarán los derechos de mujeres y grupos vulnerables y que se respetarán los principios constitucionales de paridad de género e igualdad sustantiva.
Nada más.
¿Y la oposición? No existe, cuando menos en este tema. Mario Delgado, de Morena, y el impresentable Alito Moreno ya pueden decirle “gracias líder”. Todo parece indicar que el limitar las atribuciones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el operador Ignacio Mier hará posible que extiendan su mandato hasta 2024.
¡Qué viva el PRI-Mor!
Horacio De la Cruz S. | Twitter: @hcsblog
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