Este 18 de marzo con el pretexto del 85 aniversario de la Expropiación Petrolera, el acarreo de simpatizantes desde distintas partes del país fue evidente.

Miles de personas llegaron en camiones y microbuses de distintas partes del país, que fueron estacionados en las inmediaciones del centro histórico, lo que resultó en el colapso de varias vialidades aledañas como Calzada de Tlalpan, Anillo de Circunvalación, Fray Servando y Congreso de la Unión.

A pesar de las dificultades para llegar al lugar del evento, muchos asistentes, incluidos adultos mayores, llegaron con varias horas de anticipación para escuchar el discurso del mandatario. Se dispuso que frente al temple se colocaran sillas para los invitados especiales, en su mayoría funcionarios de la llamada 4T, y detrás de ellos se destinaron diez filas para personas adultas mayores beneficiarias del programa de pensión universal.

En el mitin, estuvieron presentes miles de simpatizantes, beneficiarios de programas sociales, burócratas, legisladores, funcionarios y gobernadores.

El evento se llevó a cabo en el marco del aniversario de la expropiación petrolera, y López Obrador aprovechó la ocasión para reafirmar su postura en temas de soberanía, especialmente en medio de las tensiones con Estados Unidos.

Para amenizar el acto, el mariachi de la Secretaría de Defensa Nacional actuó previamente al discurso oficial.

Acompañaron al presidente su esposa, Beatriz Gutiérrez Muller quien durante el discurso no paraba de hablar con el Director de Pemex, Octavio Romero, mientras que la Secretaría de Energía, Rocío Nahle, aplaudía eufórica en cada oportunidad del largo discurso presidencial.

A pesar de la expectativa de la presencia del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, finalmente no acudió. Ahí estuvieron las Corcholatas, Adán Augusto, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard.

Al llegar, el líder del partido, Mario Delgado, presumió "el Zócalo nos va a quedar chiquito".

Pero, a pesar de los evidentes esfuerzos del partido Morena y de gran parte de la estructura del Estado Méxicano (especialmente de gobernadores, presidentes municipales y legisladores afines a la 4T), la concentración quedó a deber.

Algunas voces críticas han comenzado a señalar que el acarreo de simpatizantes no alcanza para restaurar la legitimidad al evento y cuestionan la autenticidad del apoyo popular al presidente.

Al final, un poco más atropellados, los acarreados se fueron como llegaron. No faltó quien aprovechando la desintegración de las vallas de seguridad del evento, orinara al pie del asta bandera.

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