El dirigente del Partido Acción Nacional (PAN) Marko Cortés reclama al presidente Andrés Manuel López Obrador “escuchar a los funcionarios de Estados Unidos” y “retomar con seriedad la necesaria colaboración de la DEA”.

¿Oportunidad para la oposición? Sin duda. Se oye y se lee bien, pero despide un tufo a oportunismo político.

Si bien México y Estados Unidos comparten una larga historia de cooperación en la lucha contra el narcotráfico, que se ha visto ralentizada por la actual administración de López Obrador, la politización de este tema no es la mejor idea.

Por eso el posicionamiento del Marko Cortés se desdibuja, porque no ofrece más que lo obvio y lanza advertencias:

López Obrador debería escuchar a los funcionarios de Estados Unidos, reconocer el rotundo fracaso de su política de seguridad y retomar con seriedad la necesaria colaboración de la DEA para evitar se sigan incrementando las pérdidas humanas en ambos países.

Debe hacerlo a tiempo, si quiere evitar la posibilidad de que, en un futuro cercano, en Estados Unidos, lo pongan en el banquillo de los acusados al menos por su indolencia frente al crimen organizado, como pusieron a García Luna.

Río revuelto Si ésta va a ser la línea de defensa del PAN, frente a Morena, Marko Cortés deja de lado que la politización de este tema, podría tener consecuencias negativas en varios aspectos.

La lucha antinarco es de resultados y con el juicio a Genaro García Luna los gobiernos panistas quedaron muy mal parados. Si el tema se vuelve un asunto de vencidas entre el presidente y la oposición, va a ser una guerra de lodo, vacía, y la agenda Estados Unidos-México se va a dejar de lado cuando lo importante es revisar los mecanismos de cooperación con mayor cuidado y sus legisladores al respecto no están haciendo nada.

Marko Cortés comete un grave error. Da combustible a López Obrador para desatar una guerra de acusaciones mientras la violencia en México crece y las muertes aumentan- Ya se sabe que cuando el río está revuelto, los grupos delictivos saben aprovechar la situación para intensificar sus actividades.

Mal juez

Marko Cortés, no ve atrás, no es crítico con los gobiernos emanados del PAN que no están libres de culpa. Pero parece empeñado en dar la vuelta al asunto Fox-Calderón-García Luna, acusando a López Obrador.

Mala idea porque, además, de convertir el tema en un debate político-electoral, va a perder legitimidad.

Es decir, si la lucha antinarco se percibe como una estrategia política para ganar votos o mejorar la imagen pública del PAN, los ciudadanos -en el hartazgo- van a perder confianza en los políticos del PAN que no ofrecen más que palabras para tratar de ocultar los hechos que señalan la complicidad de criminales con autoridades del pasado.

Las declaraciones del presidente del PAN

Marko Cortés llamó a López Obrador a dejar el “falso discurso de la soberanía nacional” y afirma:

En lugar de continuar con su beligerante y falso discurso de la soberanía nacional, debe reconocer su rotundo fracaso en materia de seguridad, corregir y retomar de manera inmediata la necesaria colaboración con la DEA para combatir a los cárteles del narcotráfico que generan muertes, violencia e intranquilidad en las familias mexicanas.

Los analistas del gobierno y el Congreso estadounidense saben muy bien que los resultados de este Gobierno son mucho peores que en el pasado, que la administración de López Obrador es la más sangrienta y permisiva en la historia moderna, que la política de los abrazos representa una renuncia al deber de defender la vida y el patrimonio de los gobernados.

El dirigente destacó que en los últimos cuatro años se han registrado casi 150 mil homicidios dolosos.

Además, resaltó expresiones como las del fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, quien dijo ante el Senado que México podría hacer mucho más para combatir el tráfico de fentanilo, al igual que la directora de la DEA, Anne Migram, quien expresó ante el Senado de Estados Unidos que México ofrece una cooperación insuficiente en el intercambio de información sobre fentanilo y precursores químicos.

Para el panista, “López Obrador fue sometido cuando a cambio de nada aceptó, lo que ningún otro Presidente: que formalmente nuestro país sea el patio trasero al recibir a todos los migrantes no mexicanos deportados de los Estados Unidos”.

Y sentenció: López Obrador puede ser el siguiente en ser sentado en el “banquillo de los acusados, como Genaro García Luna”, tras señalar que de los cinco años más violentos de la historia moderna, cuatro corresponden a la gestión de López Obrador.

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