Los políticos poblanos son pragmáticos. El poder ni remotamente es un tema ideológico en sus pretensiones. Saben lo que cuesta, pero también lo que representa y para alcanzarlo no hay reglas ni límites por más que en la superficie floten sonrisas y abrazos.
Melquíades Morales Flores obtuvo la candidatura arrebatándole a Manuel Bartlett el control territorial del PRI poblano. Mario Marín logró la candidatura de mal modo: tras reunirse con el entonces mandatario poblano, deslizó la amenaza de encarcelar a su hermano, Jesús Morales Flores.

Rafael Moreno Valle abandonó el PRI, lo dividió, y construyó su candidatura tras tomar por asalto al Partido Acción Nacional en Puebla, e hizo morder el polvo al chiapaneco Javier López Zavala a la sazón hijo putativo del entonces gobernador de triste recuerdo, Mario Marín Torres.

Puebla veía construir un Maximato liderado por Rafael Moreno Valle. El nieto del general y exgobernador, a quien le podrán decir de todo, pero nadie le puede regatear inteligencia política, armó la coalición que llevó al poder estatal a Tony Gali y en breve a Martha Erika Alonso, su esposa, con quien murió en el “siniestro” de Santa María Coronango en pleno 24 de diciembre de 2018.

La noticia conmocionó a todo el país, pero sobre todo a los poblanos, el gobierno del estado quedó huérfano, sin liderazgo. El Congreso de Puebla nombró entonces a Guillermo Pacheco Pulido como gobernador interino; fue un acuerdo entre la clase política, que ya incluía a los recién estrenados morenistas.

Pacheco Pulido, quien había sido magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Puebla, asumió el cargo el 21 de enero de 2019. Meses después convocó a elecciones.

Tras perder frente a la ya difunta Marta Erika Alonso, Miguel Barbosa Huerta volvió a inscribirse como candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, formada por Morena, PT y PVEM. Barbosa Huerta ganó la elección y asumió el cargo en agosto de 2019. Los demonios que se soltaron lo llevaron al gobierno del estado, apalancado por Andrés Manuel López Obrador quien le facilitó marca y estructura.

Instalado en el poder, Miguel emprendió toda una campaña para mantener el control político de la entidad y, sobre todo, de la sucesión. Instrumentó prácticas intimidatorias y judiciales a quienes consideraba sus adversarios, entre ellos empresarios, medios de comunicación y periodistas. Al estilo de Palacio Nacional, a los incondicionales brindó recursos y una mano extendida. A quienes consideraba sus adversarios persiguió, encarceló y retiró recursos económicos y les mostraba permanentemente el puño de gobernador.

Los pronósticos de su avanzada enfermedad se cumplieron: Miguel Barbosa Huerta dejó de existir unos días antes del cuarto aniversario luctuoso de Martha Erika Alonso y Rafael Moreno valle, el 13 de diciembre del 2022.

Nuevamente el poder político en Puebla quedaba huérfano. Pero ni lentos ni tullidos, el grupo de legisladores que comanda el diputado de todos los moles, Jorge Estefan Chidiac, ya tenía la mesa puesta al más barbosita de todos: Sergio Salomón Céspedes, exalcalde de Tepeaca y entonces presidente del Congreso local.

Tras su muerte, los ánimos que Barbosa Huerta calentó entre quienes aspiraban a sucederlo al interior de las filas de Morena, se enfriaron. Los dos aspirantes con posibilidades reales a gobernar Puebla, Ignacio Mier Velazco y Alejandro Armenta Mier, se quitaron una loza muy pesada. Hoy cada cual ha tomado un camino que tal vez nunca haga colisión, no por el parentesco (son primos), sino porque Mier y Armenta son políticos que han evolucionado y son pragmáticos.

Por el momento, la lucha de MORENA está en otro lado. Si nos atenemos a los resultados del total de votos de la elección donde compitió Martha Erika Alonso (Barbosa perdió por más de 122 mil votos) o bien a la elección intermedia de 2021, donde la coalición liderada por Morena obtuvo a favor una diferencia de poco más de 159 mil votos, es claro que la elección de 2024 no ofrece a Morena y sus aliados ninguna cómoda ventaja en la entidad poblana.

No olvidemos el ejercicio de Revocación de Mandato: No participó ni una cuarta parte de la lista nominal de Puebla y Andrés Manuel López Obrador obtuvo un frío resultado.

Sobra evidencia estadística y documental para inferir que la sucesión en el 2024 será electoralmente complicada.

(Continuará)

Horacio De la Cruz S.

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