El mundo se encuentra en constante cambio. Muchas empresas se ven obligadas a adaptarse a nuevas condiciones y reinventarse para seguir siendo competitivas. En la industria de la información, muchas empresas han perdido relevancia en los últimos años y necesitan tomar medidas para sobrevivir en el mercado actual.
Pero esa no es la única razón que nos motiva a cambiar de imágen y contenido.
Es cierto que la necesidad de reinventar una empresa puede surgir por varios motivos. Por ejemplo, una empresa puede estar perdiendo clientes y cuota de mercado, puede estar enfrentando una crisis financiera, puede estar luchando por mantenerse al día con las nuevas tecnologías, o puede estar perdiendo a sus empleados clave.
En nuestro caso, como se informará regularmente, nos preparamos para ser una voz más que quiere que nuestro país, México, continúe transitando su ruta democrática.
Una de las primeras cosas que una empresa debe hacer cuando se plantea la necesidad de reinventarse es analizar su situación actual.
En México, soplan fuerte los vientos de la autocracia hacia el autoritarismo.
No podemos permanecer en silencio. En consecuencia, hemos comenzado a desarrollar un plan de acción.
Hemos pedido a nuestro fundador, Horacio De la Cruz, que trabaje en la identificación de las áreas en las que se pueden hacer mejoras, en la fijación de objetivos a corto y largo plazo, en la definición de una estrategia clara y la asignación de recursos para su instrumentación.
La reinvención de este proyecto informativo no es un proceso fácil ni rápido. Requiere un compromiso constante por parte de cada elemento que participe y puede llevar tiempo ver resultados tangibles, pero estamos dispuestos a hacer el esfuerzo necesario para acompañar a nuestro país en el debate y la información objetiva que permitan contribuir al fortalecimiento de nuestra democracia.
Tenemos la necesidad de reinventarnos, es cierto, pero tenemos más necesidad de vivir en un país democrático libre, de leyes e instituciones firmes, para construir el mejor futuro posible y, ya se sabe, sin democracia no hay libertad ni prosperidad.
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